William Snell versus Jhonel Leguía, por Franco Giuffra
William Snell versus Jhonel Leguía, por Franco Giuffra
Franco Giuffra

William ‘Pete’ Snell es el nombre de un joven corredor de autos que en 1956 perdió la vida en una competencia en Arcata, California. En una época en la que no existían las barras protectoras, el Triumph TR2 Roadster de Snell se volcó aparatosamente y su cabeza impactó con el asfalto. Llevaba puesto un casco de último modelo hecho en Inglaterra.

Sus familiares y amigos siempre pensaron que un mejor casco le hubiera salvado la vida. Por ello, y en honor de Pete, fundaron en 1957 la Snell Memorial Foundation, una entidad privada con reconocimiento mundial en la investigación de estándares de seguridad de cascos para motos, velerismo, ciclismo y equitación.

En los últimos 60 años, el sello de certificación Snell ha sido una garantía de calidad en cascos, para lo cual deben probar y evaluar más de 3.000 modelos anualmente, con exigencias que superan largamente las establecidas en EE.UU. por el Department of Transportation.

Algo parecido hace en el Reino Unido el programa SHARP, una entidad del gobierno británico que anualmente formula un ránking de calidad de cascos de motociclistas, a los que otorga una puntuación de 1 a 5 estrellas en materia de seguridad y protección.

Nada de lo cual parece desvelar a Jhonel Leguía, el alcalde de Pueblo Libre, que hace poco ha puesto en circulación la Ordenanza 467-MPL, mediante la cual prohíbe la circulación en su distrito de motociclistas que lleven cascos de protección mandibular (‘full face’).

Seguramente amparado en los sesudos estudios de su laboratorio municipal de física, habiendo establecido la correlación de fuerzas gravitacionales, joules y velocidades de impacto, ha concluido que esos cascos no ayudan a combatir la inseguridad ciudadana porque ocultan la cara de los conductores.

En consecuencia, no obstante la abrumadora evidencia científica internacional que favorece el uso de cascos ‘full face’ (el 35% de los accidentes de motociclistas involucran la zona mandibular), el señor Leguía los ha desterrado de Pueblo Libre desde el pasado 23 de mayo.

No se ha detenido allí. Sumido ya en el delirio del control, ha dispuesto que las estaciones de servicio dentro de su circunscripción están prohibidas de abastecer de combustible a los motociclistas que lleven cascos ‘full face’. 

En tal sentido, la ordenanza establece que el “casco válido” en Pueblo Libre no puede tener micas oscuras o protección mandibular. 

Además, ha mandado que los grifos, antes de echar gasolina a cualquier moto, deben exigir al conductor la presentación de su tarjeta de propiedad y licencia de conductor. Por si fuera poco, tienen que llevar también un registro de todos los motociclistas y motos que echan gasolina en Pueblo Libre. Una pieza crítica de inteligencia antidelincuencial que deberá ser recabada por la Gerencia de Seguridad Ciudadana del distrito para los fines que resulten pertinentes.

Para completar esta faena con lauros, ha trascendido que Pueblo Libre estaría gestionando la certificación de su “casco válido” según los estándares de la Snell Foundation y la máxima puntuación posible de SHARP.

Con algo de suerte, el “Free Town Helmet” de Jhonel Leguía podría convertirse, sin querer queriendo, en un modelo clásico del motociclismo internacional.

Similar empeño, se especula, habría puesto el ‘Departamento de Cortes e Incisiones’ de la Municipalidad de Pueblo Libre en el desarrollo de una gama completa de cuchillos sin punta ni filo, habida cuenta de que su uso se ha masificado últimamente entre los cogoteros, raqueteros y ladrones de celulares de esa comarca.