La pega inmóvil, por Patricia del Río
La pega inmóvil, por Patricia del Río
Patricia del Río

No me atrevería a decir que este gobierno no ha hecho nada sustantivo. Ahí están, como pruebas de sus esfuerzos, el paquete de decretos legislativos que buscan destrabar el Estado, los intentos del ministro del Interior por impulsar una reforma policial o del ministro de Defensa por agilizar la ayuda en las localidades afectadas por las lluvias.

Sin embargo, al analizar los resultados de , las cifras resultan muy preocupantes: el 38% de los encuestados no puede nombrar ni un solo logro de este gobierno; no puede encontrar una sola cosa que esté haciendo bien. Esta cifra, que ha subido en solo un mes 12 puntos porcentuales, refleja la desesperación de un ciudadano que es incapaz de encontrar en la figura del presidente a alguien que resuelva sus problemas. Es como si tuvieran que arreglárselas solos con su huaico, sus muertos en la carretera, sus baleados en la pista, su pésima atención en los hospitales. Con un Congreso absorbido por desentrañar los escándalos de corrupción, unas autoridades locales desbordadas con los desastres naturales, la falta de liderazgo de pronto se hace evidente. No es lo mismo que el capitán esté dormido cuando las aguas están calmas, a que se desaparezca cuando estamos en medio de un temporal.

Los analistas ya salieron a exigirle a PPK más presencia. ¿Pero es esto posible? ¿Vamos a tener un PPK resolviendo cada detalle del quehacer nacional? No nos hagamos ilusiones. Pedro Pablo Kuczynski no tiene el don de mando de García, pero tampoco es un cosito como Humala. El suyo es un estilo más empresarial, que se basa en la capacidad de delegar. Y ahí está el quid del asunto: si lo suyo es administrar talentos ajenos, su equipo debe estar compuesto por gente con un altísimo don para llenar con su liderazgo el espacio que el presidente deja. Fernando Zavala es un excelente primer ministro que ha desaparecido del mapa desde que estalló la polémica por la adenda de Chinchero. Martín Vizcarra ha dedicado más horas a defenderse del Congreso que a dar alguna atención a los muertos en las carreteras. La ministra de Educación solo atina a hacer videos en lugar de plantarle cara con más firmeza a los críticos del currículo escolar. Alfredo Thorne anda escondido en el MEF y nadie sabe qué va a pasar con este desangramiento de empresas corruptas.

El equipo que empezó con entusiasmo, parece pasmado ante las críticas, los problemas y la crisis. Y la verdad es que esto ya no da para más. O se hacen cambios en el Gabinete o los que están se dejan de jugar a la pega inmóvil. Quedarse quietos para que no los critiquen no es una opción en momentos como estos.