Hernán Medrano Marin


Tras cuatro días de arduo trabajo, el de gran magnitud que se originó el fin de semana pasado entre los distritos de Andahuaylillas y Lucre, en la provincia cusqueña de Quillabamba, pudo ser liquidado. El resultado fue 2.000 hectáreas perdidas, la mayor afectación en lo que va del año por este tipo de eventos.

Y es que Cusco es la región del país que más alertas de incendios forestales presenta este 2021. Un total de 374, según precisa el Servicio Nacional Forestal (Serfor), en base a información satelital.

Por su parte, el brigadier CBP José Arellano, jefe de la IX Comandancia Departamental de Bomberos Cusco, indicó a El Comercio que su personal ha atendido hasta los primeros días de agosto cerca de 100 incendios forestales, incluyendo aquellos que no han sido identificados por la información satelital.

Agregó, además, que en el Cusco, como en el resto del país, ya se cuenta con el quipo necesario para combatir el fuego en terrenos forestales. “Las herramientas que tenemos son de uso profesional para estos eventos, como los mcleod, los pulaski o machetes forestales. Son fáciles de transportar. También llevamos mochilas con víveres, rehidratantes, botiquín de primero auxilios y equipos de comunicación”, explicó.

Arellano resaltó que el trabajo de control y liquidación del fuego se realiza en coordinación con el Ejército, Policía Nacional, serenazgo, guardaparques y pobladores de la zona. “Por lo general nos organizamos en cuadrillas y brigadas. Cuando tenemos un incidente que necesite más apoyo se convocan a otras compañías de bomberos”, indicó.

Asimismo, existen factores que influyen en una propagación más rápida del fuego, lo que dificulta el accionar de las brigadas. Los más importantes son la topografía (tipo de suelo), el tiempo atmosférico y el tipo de combustible sobre el terreno.

“Si tenemos una pampa el fuego va a correr lento. En cambio, en un cerro se expande más rápido. Por eso, lo mejor es controlar los incendios en horas de la madrugada o mañana, a partir de las 4 o 5, porque no hay viento”, detalló.

Apoyo aéreo

Debido a la extensión que puede alcanzar un incendio forestal, es casi indispensable que las brigadas cuenten con drones que ayuden a observar la dimensión del fuego y así poder predecir hacia dónde se dirige.

“Dependiendo de la cantidad del viento podemos calcular en cuánto tiempo podría llegar el fuego a un determinado lugar. Las imágenes captadas por el dron nos permite eso”, dijo a este Diario Arellano.

Además, en los casos donde el incendio se prolonga por varios días se solicita la ayuda de la Fuerza Aérea del Perú, a través de sus helicópteros con el sistema Bamby Bucket. Se trata de una bolsa gigante que puede trasladar, en algunos casos, hasta 3 mil litros de agua. “En la parte de abajo tiene una compuerta, que se abre para descargar el agua”, explicó el brigadier.

Una vez que se baja la intensidad del calor, los bomberos vuelven a trabajar para sofocar el fuego.

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