Donación de órganos, ¿un derecho o un deber?
Donación de órganos, ¿un derecho o un deber?

Si su vida dependiera de un trasplante, sus probabilidades serían de encontrar un solo donante entre 300.000 personas. La estadística en el Perú refleja la crudeza del problema: menos de tres peruanos por cada millón de habitantes son donadores de órganos y tejidos. Nuestro país tiene la tasa de donación más baja de la región, penúltimos, solo por encima de Bolivia. Los países latinoamericanos donde hay una mayor tasa de donaciones son Uruguay (20 donantes por cada millón), Brasil (13) y Argentina (13).

En el Perú es mucho más probable requerir un órgano que ser donante. La historia de María Banda Torres, una mujer de 35 años nacida en San Martín, es una de las que componen la dura estadística. Cuando cumplió 18 años, rechazó ser donante al tramitar su documento nacional de identidad (DNI). Ella recuerda que le asustó, le pareció extraño, inapropiado, innecesario. Dos años después nació Johan, su primer hijo, a quien a los 12 años le diagnosticaron cirrosis hepática congénita. Su salud se quebró. La vida de Johan dependía de conseguir un nuevo hígado. Dependía, irónicamente, de la muerte de otro.

“Te tiene que tocar para entender lo importante que es ser donante y el inmenso acto de amor que significa darle vida a otro”, reflexiona hoy María. La oportunidad para Johan llegó el 22 de agosto del 2015, luego de que la familia de un adolescente de su edad (quien murió en un accidente) autorizó la donación. “Esa familia le salvó la vida a mi hijo y nos cambió la vida a todos. Les estoy eternamente agradecida”, dice María.

Carlos Álvarez Espinoza (33) también respondió con un “no” rotundo cuando le preguntaron si quería donar sus órganos al morir. A los 23 años, fue diagnosticado con insuficiencia renal y llegó a la etapa terminal. Pasó cinco años en hemodiálisis, tres veces por semana. Luego le detectaron cardiopatía dilatada, por lo que su corazón también necesitaba reemplazo. En enero del 2015, luego de cinco años en lista de espera, Carlos se convirtió en la primera persona en el país en recibir un doble trasplante de riñones y corazón. Los órganos de un adolescente le prolongan la vida.
“Yo era un joven muy inmaduro, ahora sé que esto se trata de un acto de amor increíble, de amor a la humanidad y al prójimo”, dice Carlos.

Pero también están quienes siguen en la larga lista de espera. Hace más de diez años, Giussepe Tassara (36) necesita un trasplante de riñones. A los 15 años le diagnosticaron insuficiencia renal crónica. Tuvo un primer trasplante, pero fue necesario retirarle el órgano recibido por complicaciones. Ahora Giussepe debe actualizar periódicamente su información médica para la lista de espera. Sabe que su vida depende de un acto de desprendimiento, un “golpe de suerte”, como lo llama él. 

—Miedos y tabúes—

Mary Díaz, coordinadora nacional de Trasplantes de la Gerencia de Procura y Trasplantes del Seguro Social de Salud (Essalud) –institución que realiza el 90% de estas operaciones–, dice que el escaso porcentaje de donantes se explica porque somos aún una sociedad con temores, desconocimiento y mitos respecto a la donación.

“Las políticas de Estado deberían estar dirigidas a promover la donación de órganos, pero basados en un sistema de salud fuerte, sostenido y organizado. Nuestro sistema está fraccionado y es desalentador; eso contribuye a la desconfianza de la población”, indica Díaz. Solo un 15% de peruanos han respondido ante el Reniec que estarían dispuestos a ser donantes.

En el 2011 fue instaurado el sistema Procura, que consiste en una red de ‘procuradores’, presentes en los principales hospitales del país para alentar a la donación de órganos, y se duplicó el número de donantes. Pero la cifra es aún insuficiente para la demanda. De acuerdo con Essalud, en el Perú hay 1.500 asegurados en lista de espera (la cifra en el ámbito nacional sería de 6.000 personas). Se calcula que entre uno y dos pacientes mueren al día esperando un trasplante.

Mary Díaz alerta que, pese a que el mínimo acceso a órganos y tejidos donados es un problema primordial, no es la única traba para los trasplantes. Existe una deficiencia a escala nacional de tecnología y personal capacitado para estas operaciones. Solo algunos hospitales de Lima y de regiones como Arequipa y Lambayeque están capacitados para estas intervenciones. “No todos los peruanos pueden acceder a un trasplante, solo los asegurados, que representan el 30% del total de la población”, dice.

—Voluntad expresa y presunta—

El Congreso aprobó en mayo una ley para que los ciudadanos peruanos acrediten a través de una declaración jurada su deseo expreso de ser donantes de órganos. Ello busca que la decisión del donante no sea objetada por los familiares tras su muerte. Actualmente, los médicos consultan a la familia, aunque la decisión del fallecido esté expresa en su DNI.

La declaración jurada será tomada por el Reniec cuando se tramite o se actualice el documento de identidad. La ley indica que la declaración jurada prevalecerá sobre cualquier duda. La norma será efectiva desde su promulgación y posterior reglamentación.

Hace unas semanas, el congresista de Peruanos por el Kambio (PPK) Carlos Bruce presentó un proyecto de ley que plantea convertir automáticamente a todos los peruanos en donadores, a menos que –en vida– un ciudadano manifieste expresamente lo contrario. “Con esta ley podríamos salvar millones de vidas. En medio de los problemas que todos tenemos, este tema no está en nuestras prioridades, pero es importante ponerlo en debate”, explica Bruce.

Esta iniciativa ya había sido presentada por Bruce en el 2014, pero sufrió diversas modificaciones que, a criterio del congresista, desvirtuaron el espíritu de la norma. El Ministerio de Salud se pronunció en contra en ese entonces. El principal reparo del sector fue que la iniciativa colisionaba con el derecho de cada persona a decidir sobre su cuerpo. El Comercio buscó la versión del Minsa sobre el nuevo proyecto, pero no hubo respuesta.

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