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En plena pandemia por el COVID-19, las prioridades de muchos es cuidar de los seres que amamos. Ayudarnos unos a otros a sobrellevar este mal momento. Estar unidos en familia. La comunidad nativa asháninka Boca Capirushari nos ayudó a entender mucho más estas premisas. (Foto: César Campos / @photo.gec)
Una forma de mostrar su gratitud, es compartiendo un poco de masato, una bebida alcohólica típica a base de yuca y camote que une tanto a jóvenes como adultos. (Foto: César Campos / @photo.gec)
Poder ver que el centro de reuniones está limitado en espacio nos genera mucha intriga y apena. El COVID-19 nos a separado físicamente, pero espiritualmente los Bora Capirushari nos demuestran la unión que hoy los sostiene en tiempos tan difíciles. (Foto: César Campos / @photo.gec)
Los nativos no son ajenos a los acontecimientos actuales, para poder seguir recibiendo visitas y crecer como una comunidad "saffe travel " deben adaptarse a los protocolos de bioseguridad firmando el registro de las visitas que los acompañan. (Foto: César Campos / @photo.gec)
Hogares sencillos, humildes, sin luz ni agua pero fuerte en cimientos del corazón. (Foto: César Campos / @photo.gec)
Observamos uno de los tres únicos postes de luz y vemos a unos niños jugando a la ronda. Las dificultades de la luz, agua o el coronavirus no son un obstáculo para ellos. (Foto: César Campos / @photo.gec)
El arte es una forma de expresión que está presente en sus atuendos y que también les ayuda en algún modo para recibir un ingreso, y ayudar a la comunidad. (Foto: César Campos / @photo.gec)
Fieles a sus costumbres, nos muestran las herramientas que usan para la caza de animales, alimentos que serán preparados entre palos y leños. (Foto: César Campos / @photo.gec)
Celebrando la llegada de los visitantes, incluidos nosotros, toda la comunidad, tanto niños y adultos, participan en una ceremonia en agradecimiento por la visita. (Foto: César Campos / @photo.gec)
Durante nuestra estadía siempre nos sentimos cómodos desde principio a fin y es que los Boca Capirushari decidieron abrirse al turismo recién en 2017. Para finalizar, se realizó una ceremonia alrededor de una inmensa fogata con la finalidad, de que la buena dicha siempre este con nosotros, en estos tiempos tan difíciles. (Foto: César Campos / @photo.gec)