César Villanueva
César Villanueva
José Carlos Requena

Con la inminente designación de César Villanueva se confirma el énfasis regionalista que tendrá el bisoño gobierno de Martín Vizcarra: entre los nombres de recorridos políticos capitalinos que se le sugería y el experimentado ex gobernador regional, compañero de otras luchas, el presidente optó por el viejo conocido, tan lejano como él de los modos de la cortesana Lima.

Tienen muchas cosas en común. Ambos son de los pocos gobernadores regionales de grata recordación para la mayor parte de la opinión pública. Su buen perfil les ha servido para dar el salto a la política nacional, donde aún tienen pendiente mostrar que su promesa puede ser realidad.

Comparten también la etiqueta de haber liderado gestiones en las que se originaron “milagros” en sus regiones. Primero fue Villanueva, que en sus dos gestiones al frente de la región San Martín logró desplazar a la coca como el principal cultivo. Logró, además, muchos avances, en una región sin canon. “El mejor canon que tenemos es nuestra gente”, dijo alguna vez.

Vizcarra, por su parte, es reconocido por haber hecho de Moquegua la “nueva estrella regional”, según el índice de competitividad regional de Centrum, sobre todo por las mejoras educativas. No extraña, por ello, que la educación sea uno de los pilares en que espera hacer reposar su gestión.

Ambos son, además, fruto del agudizado debilitamiento partidario del nuevo milenio. El proceso de descentralización, aplicado a estructuras partidarias muy centralizadas, ocasionó en los grupos políticos serios daños, que la ley de partidos no supo afrontar. Vizcarra y Villanueva son políticos que han forjado sus carreras al margen o disidiendo de los partidos nacionales.

Esta semana Vizcarra tuvo su primer viaje fuera de la capital como presidente. Por ahora, su estilo, austero y directo, dista de los exabruptos a los que su predecesor nos tenía acostumbrados. Su ánimo de ciudadano incógnito, que mezcla visitas anunciadas a otras inopinadas, ha sido destacado y hasta celebrado en las redes sociales.
Pero mal haría Vizcarra si cree que la cercanía del buen vecino puede hacer olvidar los grandes temas pendientes heredados. La política demanda no solamente de gestos cercanos, sino también de gestión eficiente y, sobre todo ahora, transparente.

En esa esfera, quizás sea mejor remplazar la nostalgia provinciana de la gestión pasada por la experiencia reciente en Canadá, donde, entre otras ocasiones, lideró la delegación peruana en la conferencia de Prospectors & Developers Association of Canada (PDAC), la conferencia minera más importante del mundo. Entonces, el Perú fue catalogado como la “luz brillante” en América Latina. ¿Cómo trasladar ese potencial al país en su conjunto?

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