Redacción EC

Hace más de 20 años dejó de funcionar y está prácticamente olvidado -como lo atestigua la vegetación que ha invadido sus restos estructurales-, pero el otrora penal El Sepa podría volver a albergar nuevamente a presos. Al menos, el Instituto Nacional Penitenciario () lo tiene en sus planes, según un reporte de “Cuarto Poder”.

Ese terreno de unas 38 mil hectáreas en medio de la selva de Ucayali sigue siendo una colonia agrícola bajo la administración del INPE. “En el pozo de los castigos, a los internos que se portaban mal los sumergían en agua hasta que pueda aguantar su fuerza”, recordó Martín Vásquez, agente penitenciario.

Otras formas de castigo consistían en amarrar a los presos junto a hormigas que les generaban picaduras e fiebre. Además, los enmarrocaban para ser víctimas de mosquitos.

En 1992, un atentado terrorista consolidó la decadencia del penal creado en 1948, quedando un solo reo, quien cumplía su pena recién en el 2003.

“En la época de la dictadura de Velasco, los presos políticos venían para acá”, indicó , titular del INPE, al referirse a Carlos Malpica, Genaro Ledesma, y el ex alcalde de Lima Alfonso Barrantes.

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