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Fernando Vivas

El jueves 25 hubo intriga e incertidumbre, sumas y restas nerviosas, y hasta se reactivó una bancada –Unidos por la República– para que cupiera la candidatura de . El viernes siguió la agitación, pues si bien la aritmética favorecía a , el secretismo detrás de los votos podría traer una sorpresa. La hubo, a su favor. Ganó con 76 votos, más de la suma de bancadas aliadas.

O sea, la predictibilidad recuperó terreno; quedó un sedimento de statu quo, un aura de imperturbabilidad y de busto pétreo al que no se le despeinan las cejas (y las tiene bien pobladas), muy en contraste con los últimos intensos plenos y con su vicepresidenta Karina Beteta.

Por cierto, a algunas bancadas les incomodó que mostrara, como oferta de mesa, los mohines peleoneros de Beteta. Por eso cuentan que esta prometió, primero a sus correligionarios, luego a los aliados, ecualizarse.

Al margen de Karina y sus decibeles, la oferta de FP era apetitosa. Cedieron la cabeza a un aliado (que no es sinónimo de incondicionalidad), y se reservaron solo la primera vicepresidencia, ciertamente, muy importante, porque desde allí se controlan algunos procesos fundamentales, como clasificar y colocar en agenda proyectos de ley.

Es de presumir que Olaechea, sin bancada ducha y con poco recorrido congresal, haya cedido al fujimorismo decisiones y comisiones cruciales. Lo sabremos pronto.¿Olaechea tiene el perfil para encarnar esta correlación? A grandes rasgos sí, pues llegó al Congreso con PPK, tomó distancia del oficialismo vizcarrista y hoy se encumbra como candidato natural del conservadurismo que hoy anida en FP.

Más allá de sus personalidades disímiles, cabeza y pata principal de la mesa, son cristianos de golpearse el pecho. La propia bancada Acción Republicana de Olaechea (Julio Rosas, Nelly Cuadros, Sonia Echevarría y Marita Herrera) ha sido un puente para lograr los objetivos políticos del conservadurismo sobre la agenda liberal multicolor.

Pedro Olaechea fue ministro de Producción de PPK, mas no de primera opción. Entró el 25 de mayo del 2017 de carambola al Produce para tapar el hueco que dejó Bruno Giuffra cuando PPK puso a este en el hueco más grande que dejó Martín Vizcarra en el MTC.

Olaechea, economista de la PUCP con MBA en el británico Henley Management College, había sido presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) entre el 2009 y el 2012 y ya llevaba varios meses codeándose con todas las bancadas. Es más, fue vicepresidente de la estratégica Comisión de Presupuesto, donde oficialistas y fujimoristas forjan lazos por encima de su ojeriza esencial.

El fajín de Olaechea y su curul han sido, pues, de las pocas señales conciliadoras de PPK. Por eso, sorprendió –a Olaechea aun más– que PPK y Mercedes Araoz lo sacaran en enero del 2017, tras la crisis del primer intento de vacancia, para formar su ‘Gabinete de la reconciliación’.

Olaechea fue reemplazado en el Produce por Lieneke Schol y PPK fue forzado a renunciar el 21 de marzo del 2018. Vizcarra entró ninguneando a la bancada ppkausa en la que Olaechea ya estaba incómodo. Si se revisan sus votaciones, encontramos que no estuvo presente en la censura de Saavedra, tampoco en la cuestión de confianza de Fernando Zavala. Se abstuvo o se puso de costado en momentos claves para los ppkausas y, por el contrario, apoyó causas naranjas.

Nieto de la primera alcaldesa de Lima
Pedro Olaechea Álvarez-Calderón desciende de una familia encumbrada. En ella hay grandes fortunas empresariales y personajes ligados al derecho y la política. Su abuela materna, Anita Fernandini Clotet (1902-1982), fue nada menos que la primera alcaldesa de Lima, tan temprano como en 1962. Sin embargo, es difícil considerar ese antecedente como un hito de democracia y paridad, pues fue una designación a dedo que hizo la Junta Militar de gobierno, poco antes de la consolidación de la democracia municipal en el primer gobierno de Belaunde.

Anita, por lo demás, fue una mujer conservadora y religiosa. Una de las hijas de Anita, Ana María Álvarez-Calderón, ganó el concurso de Miss Perú en 1949. Se casó en 1952 y tuvo 5 hijos, entre ellos Pedro, que nació en 1954.

No fue la política, fueron los negocios mineros, manufactureros y el emporio vitivinícola Tacama lo que sorbió el seso a Olaechea. Gradualmente, optó por el liderazgo gremial en comités empresariales, hasta que fue cabeza de la SNI en años de crecimiento sostenido. Ya desacelerada la economía, decidió arrancar seriamente en política, postulando al Congreso con PPK.

Es un ‘outsider’, a diferencia de sus inmediatos predecesores en la mesa. Si un exppkausa, temporal no agrupado y, últimamente, integrante de una minúscula bancada variopinta ha llegado a la cabeza del Congreso, es porque, méritos aparte, ocurrió que en la mayoría fujimorista, tras la reclusión de la lideresa, empataron los liderazgos secundarios.

Les era más fácil y elegante armar una mesa en verdad multipartidaria, encabezada por Olaechea, que tiene un pequeño y precario grupo que poco hará ante el aparato naranja; los ‘avengers’ que de alguna forma vuelven al redil y los de Contigo, que, por llamarlos de alguna forma, son bancada de contención y negociación. Nótese que el aporte de Contigo a la mesa es Salvador Heresi, quien, más allá de su larga experiencia edilicia, en los últimos tiempos se caracteriza por sus ausencias.

Los ‘avengers’, por su lado, han aportado a su más joven congresista, el lambayecano Marvin Palma, quien a sus 30 años no se distingue ni por experiencia ni por ímpetu.

Circunstancias de la política de partidos débiles y bancadas que nacen como burbujas han allanado el camino al primer líder de gran empresa que se encarama en la Mesa Directiva del Congreso en indistinguible compañía.

Hombre culto e ilustrado, de maneras difíciles de alterar, de conservadurismo reafirmado en los últimos tiempos; veremos cuán centrado, eficiente, cooperador o pechador del Ejecutivo querrá y podrá ser.

Por lo pronto, ayer buscó la Navidad en Fiestas Patrias, con un discurso de promesas de tecnopolítico más que de congresista.