Un hombre conducía un Mustang en una agradable tarde de verano en Texas, Estados Unidos. La pista andaba tan libre que no dudó en aumentar, solo un poco, la velocidad, pero justo en ese momento aparece un policía y decide pararlo.
El hombre, sin poder hacer nada, recibió una papeleta por su infracción y aquella tarde soleada ya se había malogrado. Pero el conductor jamás pensó que todavía le esperaba una mala noticia más.
Mientras esperaba a que el policía llene todos los papeles, una pick up se aproximaba a toda velocidad y, cuando estaba muy cerca, el conductor optó por alejarse de su auto, que fue impactado por el otro vehículo.
Sin saber qué hacer, solo miró al cielo y exclamó, de seguro, una que otra groseria. Lo cierto es que la policía no sabía qué había pasado. Cosas que pasan.