Mientras me cuenta sobre el viaje a Tarapoto que inspiró sus nuevas almejas con chalaca y cecina (recién frita y cortadita en minúsculos cuadrados), Gabriel O’donnell revisa que la textura de la causa esté correcta, acomoda a los clientes en sus mesas y se toma una cerveza heladita: afuera el sol es inclemente. Así damos comienzo a un festín marino como pocos.
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Barra Sullorqui es un lugar honesto, sencillo, pero fuera de lo convencional cuando se presta atención a los detalles. Todo está muy bien cuidado —salsas, panes, la canchita en su punto— y el producto se siente fresco, del día. El propio Gabriel se encarga cada jornada de las compras —en algún momento de su agenda encuentra tiempo para ir al gimnasio y hacer box; se confiesa hiperactivo— y el resto marcha solo.
Abrió en 2018, en un tranquilo barrio de Surquillo, lejos de la zona más comercial. Luego encontró un segundo local, también en el mismo distrito, pero llegó la pandemia y todo se detuvo. ¿Qué hizo? Mantuvo su espacio original (el mismo donde se encuentra hoy), lo usó para vender frutas y verduras, y comandó una cruzada para brindar comida a quienes más lo necesitaron en los meses más duros de la pandemia.
Lo primero que yo haría si visito este espacio en algún momento de la semana es preguntar qué platos hay fuera de carta: la lista va variando y se pueden encontrar un montón de opciones tentadoras. entre ellas, por ejemplo, un saltado de pescado estilo chifero (similar al pollo con piña) que desconoce de estaciones o qué temperatura hay en el ambiente.
¿Vas en grupo?
De igual manera, sugiero consultar sobre las pescas enteras del día. Pueden prepararse de distintas maneras (dependiendo del pescado). nosotros la elegimos frita y al ajo, con arroz y dados de yuca.
Con el regreso a la normalidad, volvieron también los clientes. De lunes a domingo, panes con pejerrey, cebiche con dados de palta (es una de las variedades más pedidas), platos confortables como chaufa y pescado a la plancha con arrocito y ensalada, o pescados enteros que salen crocantes, sudados o fritos con su toque de ajo son algunas de las muchas alternativas en esta mesa. La de O’donnell es una carta confortable, cercana, donde hay espacio para la novedad y la inventiva. Eso es lo que más me gusta de su barra-restaurante.
Para el verano alista algunas novedades, todavía por confirmar, como servir desayunos (en la carta ya hay algunos sánguches como el pan con huevera). De momento el horario regular se mantiene de 12 del mediodía a cinco de la tarde, todos los días de la semana. Si no puede ver, tienen servicio de delivery directo (no están en apps). Con lo rico que es almorzar en un día soleado con comida recién preparada delante y una buena salsa sonando de fondo, recomiendo vivir la experiencia in situ.
Dirección: Leoncio Prado 1196, Surquillo.
941022488
@barrasullorqui