La idea de reservar “medio planeta” para la vida salvaje y la naturaleza con el objetivo de evitar las graves consecuencias de la depredación de la Tierra por el hombre ha ganado muchos adeptos en los últimos años, principalmente entre los movimientos conservacionistas.
La propuesta se hizo popular a raíz del libro escrito en 2007 por el biólogo Edward O.Wilson, con ese mismo nombre, pero cada vez más investigadores la critican por considerarla poco responsable y sin fundamentos sólidos a nivel científico.
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Ahora un nuevo estudio publicado en la revista Nature muestra que el planteamiento del “medio planeta” afectaría a mil millones de personas.
En un momento en que la crisis por la extinción del planeta aumenta a la vez que crecen los movimientos de protesta, surgen llamamientos para alcanzar ambiciosos objetivos de conservación.
El estudio indica que apenas se han adoptado medidas destinadas a identificar las implicaciones sociales y económicas que esto tendría para los ciudadanos.
En el trabajo divulgado por Nature, un grupo de investigadores analiza cuánta gente y quiénes resultarían afectados si se reservara medio planeta para preservar la diversidad.
El equipo de científicos analizó datos globales para calibrar dónde podría asignarse el estatus de conservación a fin de proporcionar un 50 % de protección a todas las ecorregiones.
Según esto, aunque se evitaran lugares en los que se siente la “huella humana”, como ciudades y tierras de cultivo, la propuesta afectaría directamente a más de 1.000 millones de personas, principalmente en países de rentas medias.
Los autores de la investigación, liderada por expertos de la Universidad de Cambridge, creen que aunque es urgente adoptar medidas radicales para preservar el futuro de la vida en la Tierra, al frente del movimiento conservacionista deberían situarse los asuntos de justicia medioambiental y bienestar humano.
“Las personas son la causa de la crisis de la extinción, pero también son la solución”, apuntó la doctora Judith Schleicher, al frente de este nuevo estudio.
Según esa experta, “los asuntos sociales deben desempeñar un papel más prominente si queremos proporcionar una conservación efectiva que funcione tanto para la biosfera como para las personas que la habitan”.
Hacia finales del 2020, los líderes de la mayor parte de países del mundo tratarán de acordar objetivos globales para el futuro de la conservación en la Convención sobre Diversidad biológica en Pekín.
Schleicher opinó que los objetivos que emerjan de esa Convención “podrían definir la conservación para toda una generación”.
El equipo de investigadores pide a los que apoyan la idea del “medio planeta” que “reconozcan y se tomen en serio” las consecuencias humanas, tanto negativas como positivas, de sus propuestas.
“Vivir en áreas ricas en hábitat natural puede activar la salud mental y el bienestar. En algunos casos, las áreas protegidas pueden proporcionar nuevos trabajos e ingresos mediante el ecoturismo y la producción sostenible”, consideró la experta.
Al mismo tiempo, alertó de que “en el otro extremo, ciertas formas de conservación ‘fortaleza’ puede derivar en personas desplazadas de sus hogares ancestrales y ser privadas de acceso a recursos de los que dependen para su supervivencia”.
El coautor Chris Sandbrook, del departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge, subrayó además que la conservación “precisa de medidas fuertes para proteger la vida en la tierra” si bien “esto debe hacerse de manera que se tenga en cuenta a las personas y sus necesidades”.
No valorar los asuntos sociales, añadió Sandbrook, “llevará a una política de conservación dañina para el bienestar humano”.
Fuente: EFE
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