Argentina, La Nación/GDA
La realidad virtual ha logrado grandes avances en los últimos años. Y eso se refleja en la aparición de dispositivos como Oculus Rift y PlayStation VR. Sin embargo aún tienen limitaciones.
Gran parte de los sistemas de realidad virtual que se basan en lentes permiten al usuario mirar para cualquier lado dentro de la simulación, pero no permiten un movimiento libre dentro del entorno digital; usualmente se hace con un gamepad o un joystick, pero eso le quita realismo (una parte de nuestro cerebro cree que nos movemos, pero el resto del cuerpo le indica que estamos quietos).
En el Instituto Max Planck de Cibernética Biológica en Alemania construyeron un simulador mucho más realista: una jaula (donde se ubica el usuario) colgada de ocho cables de acero que le permiten moverse en seis direcciones y ejercer una aceleración de 1,5G para simular cómo se siente manejar un auto o volar un avión (o una nave espacial en una batalla tipo Star Wars).
Todavía es un prototipo, y no está pensado para videojuegos, sino para generar simulaciones lo más realistas posible.