BEIJING. Un examen de acceso a la universidad no es algo que se toma la ligera, y menos en China, un país caracterizado por el alto nivel de dificultad de estas pruebas. Y para evitar que tramposos hagan de las suyas, la ciudad de Luoyang, en la provincia de Henan, tiene una nueva arma: un dron.
El dron sobrevoló el domingo dos centros de exámenes en dicha ciudad, para luego escanear señales poco habituales enviadas a dispositivos que pudieron haber sido ingresados por los estudiantes a escondidas.
El domingo, primer día del examen, no se identificaron señales de esta clase, indicó un sitio web de la provincia. Casi todos los graduados de secundaria chinos deben hacer la prueba, y sus puntuaciones son el criterio clave para determinar a qué universidad asisten.
El dron cuesta cientos de miles de yuanes (decenas de miles de dólares) y es tan grande como un grifo de gasolinera cuando está en uso, indicó un funcionario de la Oficina de Supervisión y Regulación de Radio de Luoyang, que solo quiso dar su apellido, Lan.
Más de 9 millones de estudiantes de secundaria comenzaron sus exámenes el domingo.
La presión que sufren es inmensa y muchos estudiantes pasan meses estudiando. Los padres viajan a las ciudades donde se hacen las pruebas para quedarse con sus hijos durante este periodo de tiempo, que pueden durar dos o tres días.
Los que suspenden pueden repetir la prueba en un año o intentar encontrar un trabajo poco de bajo salario.
Las trampas son habituales, dado lo alto de las apuesta. Algunas de las técnicas son la venta de supuestas respuestas, contratación de personas que hacen la prueba suplantando al alumno y el empleo de equipo electrónico para comunicarse durante el examen.
El Ministerio de Educación anunció el sábado la detención de 23 personas desde finales de mayo por intentar organizar trampas.
Los estudiantes a los que se descubre haciendo trampas pueden estar vetados de hacer el examen durante dos o tres años.
Fuente: AP