Así fue el primer trasplante de médula ósea en el Perú por una extraña enfermedad

Por primera vez en la historia mundial de la medicina humana se realizó un trasplante de médula ósea en un caso de agranulocitosis infantil congénita. Esto sucedió en el Perú en agosto de 1980.

John Barret y James Watson, los médicos especialistas ingleses que realizaron la histórica operación. (Foto: GEC Archivo Histórico)
John Barret y James Watson, los médicos especialistas ingleses que realizaron la histórica operación. (Foto: GEC Archivo Histórico)
Miguel García M.

El paciente fue el niño Rómulo Miranda Cafferata, de 19 meses de edad, cuya vida estaba en eminente peligro. La intervención fue practicada por John Barret y James Watson, dos especialistas ingleses, con el apoyo de médicos del Centro Médico Naval del Perú.

La operación, calificada como histórica en los anales de la medicina mundial, se realizó el 16 de agosto de 1980 en el Centro Médico Naval “Cirujano Mayor Santiago Távara”, luego de haberse obtenido las pruebas de compatibilidad de tejidos, con resultados positivos. El donante fue un hermano del paciente.

El niño mostró una evolución favorable y estuvo sometido a una rigurosa supervisión por parte del personal del Departamento de Pediatría y Servicios de Hematología Clínica del nosocomio, cuyos especialistas colaboraron en la intervención.

Este extraordinario caso de trasplante de médula ósea fue anunciado durante una exposición que se realizó ante los profesionales de los diferentes centros hospitalarios de Lima, que concurrieron especialmente invitados.

Esta enfermedad, tan rara por su naturaleza compleja, afecta un importante mecanismo inmunológico de defensa y hace que el organismo requiera de constante protección antimicrobiana.

Este caso, el segundo que se registra en el mundo, motivó que la Dirección de Sanidad de la Marina, realizara gestiones para conseguir apoyo del Westminster Medical School de la Universidad de Londres, Inglaterra.

Este centro, de gran prestigio en el mundo, encomendó la labor a los doctores Barret y Watson, dos médicos altamente calificados que viajaron a la capital peruana.

Desenlace fatal

Lamentablemente, el niño falleció el 25 de agosto de ese año, tras sobrevivir nueve días a la operación de trasplante.

Su deceso se produjo a las 10:40 en el Centro Médico Naval a consecuencia de una pulmonía seguida de un paro cardíaco, según declaró a El Comercio el ingeniero José Miranda, padre de la criatura.

Visiblemente consternado por la irreparable pérdida, el ingeniero Miranda, con gratitud y resignación dijo: “Estoy muy reconocido por el esfuerzo desplegado por el cuerpo médico del Hospital Naval del Perú y de la Westminster Medical School de la Universidad de Londres, para salvar la vida de mi hijo”.

Dijo además que el esfuerzo de los médicos ingleses, así como de los profesionales peruanos que los asistieron, sirvió para abrir un camino de esperanza a otros niños del mundo que pudieran sufrir el mismo mal. “Su muerte servirá para la salvación de otros”, dijo el ingeniero Miranda.

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