A lo largo de la historia, el acto de perdonar ha sido valorado y fomentado en las diversas culturas y tradiciones espirituales; no obstante, más allá de ser una virtud moral y una mera reconciliación, el perdón tiene un impacto profundo en nuestro bienestar psicológico, ya que es un proceso esencial para la sanación emocional y el desarrollo interno, motivo por el cual, es considerado como un pilar fundamental en el camino hacia el crecimiento personal. En definitiva, en un mundo donde las heridas emocionales y los resentimientos pueden obstaculizar nuestro bienestar integral, aprender a perdonar puede liberarnos de las ataduras del pasado, permitiéndonos así avanzar con una mayor claridad y propósito.
“De acuerdo al psicólogo Fred Luskin, director del Centro de Perdón de la Universidad de Stanford, el perdón es la “la voluntad consciente de dejar ir la carga del resentimiento, la ira y las ganas de vengarse”. En otras palabras, este acto es la decisión de transitar a través de un proceso consciente, donde el autoconocimiento es crucial, puesto que ser honesto con uno mismo acerca de nuestras emociones- aunque estas sean incómodas- así como también respecto a nuestros sentimientos más profundos y, sobre todo, reconocer que como seres humanos todos cometemos errores, nos prepara y nos permite iniciar este proceso para dejar atrás el resentimiento y- en muchos casos- el deseo de venganza”, señaló Fanny Abanto Casavalente, psicoterapeuta especializada en terapia de esquemas a Bienestar.
¿Por qué es importante perdonar?
Ciertamente, el perdón es importante por múltiples motivos, ya que además de liberarnos de sentimientos incómodos y dolorosos, tales como la culpa o la ira, también nos ayuda a disminuir los síntomas asociados a la depresión y la presión alta, dado que fortalece nuestro sistema inmunológico. Asimismo, diversas investigaciones han demostrado que, al perdonar se reducen los niveles de estrés y ansiedad, por lo que uno se siente mejor física y mentalmente, pues favorece a la calidad del sueño y a la capacidad para manejar situaciones estresantes de la vida diaria.
“De igual modo, nos ayuda a mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos, pues una vez que ejercemos el autoperdón, de esta manera, estamos reconociendo nuestros errores e imperfecciones, lo que significa que nos aceptamos tal y como somos. Desde luego, esto favorece al desarrollo de una mayor confianza y resiliencia, mejorando así nuestro bienestar emocional y dándonos la oportunidad de conciliarnos con nuestro propio ser. Es importante tener en cuenta que, el perdón es un regalo que nos damos a nosotros mismos y no a los demás, por lo que, al no hacerlo, nos estaríamos quedando atrapados en el pasado, lo cual podría llevarnos a transitar por una depresión existencial o en el peor de los casos, una depresión mayor. Igualmente, al perdonar desarrollamos compasión tanto hacia nosotros mismos como al resto de personas, lo que hace que las relaciones interpersonales sean más duraderas, honestas y se reconozcan los límites saludables de cada uno, priorizándose ante todo el respeto mutuo. Por ello, perdonar nos libera, nos da la esperanza de vivir un futuro mejor, así como también es una señal de que nuestro desarrollo personal y emocional va en aumento”, expresó la experta.
¿Es necesario olvidar para poder perdonar?
En realidad, es indispensable tomar conciencia de lo ocurrido para posteriormente iniciar el proceso del perdón. Por consiguiente, recordar es necesario para perdonar, ya que, de lo contrario, estaríamos invalidando y negando lo ocurrido y, por ende, también nuestras propias emociones y sentimientos por el daño ocasionado, cuestión que nos conduciría a un espiral de resentimiento. Por esta razón, una vez que perdonamos, si bien podemos recordar dicha situación con tristeza y como algo doloroso que nos tocó vivir, pero siempre libres de ira o cualquier tipo de sufrimiento.
“Es por este motivo que, el perdón y la resiliencia son dos elementos que están estrechamente relacionados. Por un lado, el acto de perdonar implica dejar en el pasado la ofensa y a partir de ello, construir un futuro mejor, cicatrizando así las heridas que pudieron traer consigo el hecho adverso. Mientras que, la resiliencia es la acción de levantarse después de un momento difícil y continuar. Por lo tanto, para poder concretar el proceso del perdón se necesita ser resiliente”, destacó la licenciada Silvia Sofia Sánchez Tenorio, psicóloga y miembro del comité de psicología de pareja y familia del Colegio de Psicólogos del Perú.
¿Cuáles son los pasos más importantes en el proceso del perdón?
Según Fanny Abanto el proceso del perdón podría desarrollarse de la siguiente manera:
- Paso 1: Tomar conciencia sobre el daño que nos han ocasionado, lo cual facilitará el poder reconocer nuestra necesidad de perdonar (sanar).
- Paso 2: Reconocer la activación somática de las emociones en nuestro cuerpo.
- Paso 3: Tomar la decisión de perdonar o de transitar por el proceso.
- Paso 4: Comprender que el perdón es un regalo que nos damos a nosotros mismos y no a las otras personas.
- Paso 5: Es crucial que nos contemos nuestra historia, con el fin de poder activar nuestra capacidad de ver en perspectiva lo que ocurrió.
- Paso 6: Perdonémonos a nosotros mismos al reconocer que todos cometemos errores y por la culpa que podamos sentir frente al hecho.
- Paso 7: No esperemos nada a cambio, de lo contrario nunca nos animaremos a perdonar.
- Paso 8: Es vital reconectar con uno mismo y luego con los demás, una vez que somos consciente de nuestra humanidad.
- Paso 9: Es necesario liberarnos de la carga del daño causado y dejar ir el resentimiento, siempre y cuando, hayamos transitado por los pasos anteriores.
“Si bien elegir la opción de perdonar, es un acto de generosidad y empatía con los demás, pero, sobre todo, con uno mismo, para algunas personas puede resultar difícil, incluso cuando realmente desean hacerlo. Básicamente, esto depende del tipo de creencias, las enseñanzas que han recibido o en el ambiente en el que se hayan criado. Asimismo, pueden encontrar más complicado perdonar si es que le atribuyen un grado de gravedad a la ofensa recibida, es decir, mientras más severo es el daño, más difícil es perdonar. Igualmente, es posible que la intensidad de las emociones sea mayor cuando el daño causado proviene de un familiar o de una persona significativa, por ende, puede llegar a ser una situación bastante desafiante. Sin embargo, quienes optan por seguir ese proceso de sanación emocional, pueden darse cuenta que efectivamente han perdonado cuando al recordar la ofensa o al estar frente a esa persona, las emociones no nos generan malestar y, especialmente, no están siendo un obstáculo para continuar con nuestra vida”, refirió la psicóloga.
¿Qué mitos o creencias pueden impedir el proceso del perdón?
En efecto, como mencionó la psicoterapeuta, el proceso del perdón puede verse obstaculizado por diversos mitos o creencias erróneas, incluyendo:
- Perdonar es muestra de debilidad: Por el contrario, es un proceso que requiere de mucha fortaleza y autoconocimiento.
- Perdonar altera el curso de la justicia: No es así, ya que las personas siempre van a vivir con las consecuencias de sus acciones; y en casos donde la justicia y las leyes deben intervenir, perdonar no significa dejar de ejercer nuestros derechos.
- Perdonar es olvidar: No se puede olvidar el dolor del agravio, por el contrario, solo se puede iniciar el proceso del perdón en medio de la honestidad con uno mismo.
- Perdonar es fácil y rápido: Perdonar requiere esfuerzo, razón por la cual, nunca debemos minimizar lo complejo del proceso y, sobre todo, que cada persona lo transita a su propio ritmo.
“Otra creencia que suele dificultar este proceso es: “no se puede perdonar a alguien que no se ha arrepentido”. Aunque el arrepentimiento puede facilitar el perdón, en realidad no es una condición indispensable o suficiente para que únicamente se lleve a cabo este acto. Por consiguiente, lo más importante es recordar que, el perdón es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos para poder liberarnos de emociones que nos paralizan y nos traen una serie de consecuencias negativas”, recalcó la licenciada Sánchez.
¿Qué técnicas o ejercicios ayudan a las personas a perdonar?
Si bien es cierto, perdonar puede ser un proceso desafiante, existen varias técnicas que pueden ayudarnos a avanzar hacia el perdón. Por ello, la especialista en terapia de esquemas recomendó las siguientes:
- Escribe una carta o diario: Dado que, en todos los casos, suelen existir sentimientos de ira, venganza y resentimiento, una de las técnicas más efectivas es escribir, ya sea una carta (no para ser enviada) o un diario en donde podamos expresar libremente nuestros sentimientos, con la finalidad de no juzgarnos e intentar plasmar todos los pensamientos que nos avasallan constantemente.
- Practica la visualización: En concreto, consiste en cerrar los ojos y visualizar esas emociones y sentimientos, en otras palabras, darles una forma y color, reconociendo así la interacción entre ellos. Es fundamental ser conscientes de cómo se siente nuestro cuerpo, además es vital reconocer que están ahí por una razón, por lo que es recomendable enumerarlas en nuestra mente. Finalmente, debemos reflexionar sobre las consecuencias de perpetuar todas ellas en nuestro interior.
- Medita: Practicar mindfulness o la atención plena puede calmar la mente y reducir la rumiación sobre el agravio, ayudándonos a enfocarnos en perdonar y liberarnos de todas esas emociones que nos generan incomodidad.
- Practica la gratitud: Mantener una lista de cosas por las que estamos agradecidos puede cambiar nuestro enfoque de lo negativo a lo positivo, facilitando así el perdón, ya que nos permite dejar ir el sentimiento de venganza, negación y/o resentimiento. Desde luego, reconocer y agradecer las lecciones aprendidas de la experiencia dolorosa también puede ser muy enriquecedor para este proceso.
- Comparte tu historia: No es una tarea fácil, pero es indispensable para empezar el proceso del perdón. Aunque corremos el riesgo de que no nos crean o que invaliden lo ocurrido, puede ser peor no contarlo y mantenerlo como un secreto por vergüenza o temor, puesto que la herida inicial podría agravarse. Por lo tanto, debemos decidir a quién contárselo, ya sea un familiar o un psicoterapeuta, quien siempre será una buena opción, en especial, si el daño que nos han generado es severo o tiene implicancias legales. En caso no confiemos en nadie, también podemos escribir nuestra historia, lo que nos permitirá tener una mejor comprensión de la situación.
Por otro lado, la profesional del Colegio de Psicólogos del Perú, sugirió la siguiente estrategia, la cual ha sido desarrollada por el psicólogo clínico, Everett L. Worthington Jr., que consta de cinco pasos:
- R = Recuerda el dolor: Debemos optar por no ser desagradables e hirientes con los demás, así como a no guardar rencor y no tratarnos como una víctima y al otro individuo como un cretino.
- E = Empatiza con el otro: Imaginemos que la otra persona está en una silla vacía frente a nosotros. Seguido de ello, es importante que nos desahoguemos. Cuando hayamos dicho todo lo que queríamos decir, sentémonos en la silla y respondámosle a nuestro yo imaginario como lo haría la otra persona.
- A = Actúa con altruismo: Es fundamental que ofrezcamos el perdón como un regalo altruista y desinteresado, uno que el ofensor no se merece.
- C = Comprométete: Después de que hayamos perdonado, debemos escribirnos una nota, algo tan simple como: “hoy perdoné a [nombre de la persona] por lastimarme”. Sin duda, eso nos ayudará a que dure el perdón.
- H = Haz que dure el perdón: Cuando dudemos de nuestro perdón, podemos releer la nota y ver que sí hemos sido capaces de perdonar.
“Lo más importante que debemos considerar es que, cualquiera sea el daño que nos hayan generado, las emociones que experimentamos son válidas y, definitivamente, existe un motivo por el cual, nos sentimos de determinada manera, además de que es totalmente comprensible que en un inicio nos resulte difícil perdonar. No obstante, llega un momento en que debemos decir entre vivir en el pasado o vislumbrar un futuro sin ataduras de dolor. Finalmente, perdonar es una decisión personal, por lo que depende integramente de nosotros”, aseguró Abanto Casavalente.
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