Con visión de futuro
La mejor gestión del agua es aquella que garantiza el acceso universal a ella. Un Estado no puede desentenderse de la obligación de asegurar el acceso del agua a su población. En este sentido, la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) ha establecido un sistema de subsidios cruzados que permite contar, en las entidades prestadoras de servicios de saneamiento (EPS), con tarifas subsidiadas a usuarios domésticos en condición de pobreza para acceder a un consumo de agua de subsistencia, basado en los recargos en la tarifa media a usuarios regulares. Asimismo, ha establecido un procedimiento para incentivar la inversión en infraestructura de saneamiento en las EPS a través de la aprobación de tarifas incrementales, que les permite cubrir los montos de inversión. La directiva Sunass sobre valores máximos admisibles en las descargas al alcantarillado –de usuarios no domésticos– ha generado la implementación de plantas de tratamiento para el reúso del agua así como una menor contaminación por aguas residuales.
En las Audiencias del diario El Comercio, se ha podido comprobar que un problema común en las diversas regiones del país es la gestión poco eficiente de los recursos hídricos.
Se deben adoptar medidas para un uso racional de agua, así como aprovechar nuevas oportunidades de obtención, entre ellas implementar sistemas de riego tecnificado en forma masiva como sustitución al riego por inundación. También embalsar el agua de avenida de los ríos, cuyos excedentes se pierden en el mar, con proyectos para la recarga del acuífero. Otras medidas son la construcción de represas y reservorios para mantener una cuenca regulada, proyectos de afianzamiento hídrico, de transvase a la vertiente occidental de los grandes volúmenes de agua de los ríos de la vertiente oriental de los Andes –evitando inundaciones en valles y centros poblados–, canales de riego, bocatomas y acueductos, plantas de agua potable. En los proyectos hidroeléctricos, se hace necesario el aprovechamiento de las aguas turbinadas para irrigación de las tierras áridas y su incorporación a la agricultura.
Igualmente, es menester impulsar programas en el sector rural para el aprovechamiento del agua de lluvia, así como la reforestación con zanjas de infiltración en laderas de cerros para evitar huaicos. En los distritos costeros es preciso promover la desalinización del agua de mar para obtener agua potable.
Las municipalidades distritales pueden implementar plantas compactas de tratamiento de aguas residuales que se instalan sobre un buzón de desagüe en un parque y abastecen de agua tratada a camiones cisterna para el riego de las áreas verdes del distrito.
Asimismo, urge impulsar ejes económicos macrorregionales para compartir recursos hídricos con la reducción de costos logísticos; fomentar inversiones en infraestructura hídrica bajo el sistema de asociaciones público-privadas; promocionar la ejecución de obras de infraestructura hídrica bajo el esquema de obras por impuestos. Finalmente, se requiere articular las necesidades hídricas de la región con las inversiones en responsabilidad social empresarial (RSE) de las empresas que operan en ella para optimizar así los recursos financieros regionales.