República Democrática del Congo: “Todos los días hay una emergencia diferente”
Marit de Wit, asesora médica de Médicos Sin Fronteras (MSF), acaba de regresar de Kivú del Norte, en República Democrática del Congo (RDC), una región azotada por tres décadas de violencia brutal.
Marit de Wit, asesora médica de MSF que acaba de regresar de Kivú del Norte, en República Democrática del Congo ©Olga Victorie/MSF
¿Cómo describirías la situación actual en Kivú del Norte?
Mweso, en el este de la República Democrática del Congo, realmente está en el corazón del conflicto. Hay cinco o más grupos combatiendo los unos con los otros en la selva, la situación es totalmente impredecible. Algunos de los grupos pueden estar del mismo lado hoy, y pelando en bandos opuestos al día siguiente.
MSF apoya a un hospital de 250 camas en Mweso, la única instalación médica en su tipo en 100 kilómetros a la redonda. El problema aquí está muy relacionado con el conflicto. Las personas nunca saben si lograrán llegar al hospital al día siguiente, y pasa lo mismo con el personal congolés.
¿Cómo lidian las personas con la violencia?
Mweso está en las montañas, así que hace mucho frío durante las noches. Cuando un grupo armado decide entrar a un pueblo, los habitantes son forzados a huir del lugar. Hay una escuela en la ciudad de Mweso en donde pueden dormir las personas que huyen; de otra forma, tienen que dormir en los campos, bajo el frío y la lluvia. Es espantoso ver las pobres circunstancias en que viven estas personas.
¿Cómo está manejando el personal esta situación de emergencia?
La violencia afecta directamente su trabajo. Hay una clínica a 10 kilómetros de Mweso, pero lleva una hora llegar allí. Algunas noches, las enfermeras no pueden ir a casa porque hay enfrentamientos afuera, así que deben dormir en la clínica.
¿Consideras que la situación en República Democrática del Congo es una crisis olvidada?
Los medios no hablan de lo que está sucediendo en el este de la República Democrática del Congo a pesar de que cada día hay una emergencia diferente. Puede que no haya enfrentamientos masivos como en Siria, pero la tortura y las violaciones en grupo son una realidad diaria. Los integrantes de nuestro personal –especialmente nuestro personal congolés– son quienes lidian con este horror diariamente.
Nuestros compañeros congoleses son los verdaderos héroes del proyecto. Algunas veces olvidamos que también sufren las mismas cosas que nuestros pacientes han sufrido, y aún así están motivados para venir a trabajar cada mañana. Si algún día no llegan, podría significar que su casa fue robada o que alguien de su familia está desaparecido.
El puente entre Walikalé y Nyasi, que fue reparado hace poco y que permite a Médicos Sin Fronteras ir a la clínica de Nyasi. Febrero 2017 ©Gwenn Dubourthoumieu
¿Qué otros proyectos de Médicos Sin Fronteras visitaste?
También visité Walikale, en donde apoyamos a un hospital y varios centros de salud. El pasado mes de enero, recibimos a 122 mujeres que habían sido violadas en su pueblo. Dos semanas después del incidente, se sintieron lo suficientemente seguras como para venir con nosotros para ser atendidas. Construimos un lugar especial en Walikale en donde ofrecemos servicios de planificación familiar, atendemos enfermedades de transmisión sexual y proporcionamos atención a personas que han sido víctimas de violencia sexual.
Anteriormente, podías decir que alto número de violaciones en República Democrática del Congo era debido a la violencia, pero ahora, tristemente, es aceptado como algo normal. La mitad de las veces las víctimas no son conscientes del peligro médico y de las consecuencias psicológicas de lo que les sucedió. Intentamos concientizarlos, a los hombres y a las mujeres, y explicarles que la violación no es algo normal, y les proporcionamos información sobre las clínicas que brindan los servicios que necesitan.
¿Cuáles son las principales causas de muerte en República Democrática del Congo?
En el este de la República Democrática del Congo, las personas siguen muriendo a causa de las enfermedades más simples y fáciles de tratar: malaria, diarrea y neumonía.
Es muy difícil ver a las personas que vienen desde muy lejos, cruzando varios frentes de combate para llegar hasta el hospital, porque todas las otras organizaciones humanitarias se han ido. Las personas deben elegir entre dejar que sus hijos mueran en casa o arriesgarse a algo les pueda suceder en su camino hacia el hospital.
Por eso estamos enseñando a los trabajadores de salud comunitarios las formas en que pueden atender estas tres enfermedades en sus comunidades, para que no tengan que viajar hasta las clínicas.
¿Qué otras actividades realiza Médicos Sin Fronteras en las áreas de Mweso y Walikale?
Realizamos campañas de vacunación para prevenir el sarampión, la difteria y el tétanos. En las clínicas vacunamos a unos 1000 niños mensualmente, pero debido al gran tamaño de la República Democrática del Congo, es imposible llegar a todos. Cada 3 o 4 años, cuando hay muchos niños recién nacidos, comienza un brote de sarampión. Para evitar que esto suceda necesitas un sistema sanitario funcional, pero desafortunadamente ese no es el caso de RDC.
El conflicto que tiene ya 30 años tampoco ayuda, hay toda una generación de madres congolesas que nunca han sabido lo que es tener un sistema sanitario estable.
¿Cuál fue la parte más gratificante de tu viaje?
Viví un momento muy emotivo en la unidad de neonatología del hospital de Mweso, en donde hay muchos recién nacidos con bajo peso. Es un lugar sumamente limpio en el que las madres crean un ambiente muy especial. Las parteras muestran videos todas las tardes, en los que se ve a mujeres de todo el mundo con bebés prematuros. Las madres siempre piensan que tienen este tipo de problemas porque son de RDC. Ver a otras mujeres de todo el mundo en la misma situación, cuidando a sus bebés prematuros, realmente las motiva. El esfuerzo que realizaron en equipo fue impresionante, todas las madres aplaudieron cuando un bebé logró ganar 100 gramos de peso. Fue realmente increíble y motivador ser testigo de eso.
Médicos Sin Fronteras trabaja en Kivú del Norte desde 1981. Actualmente apoya al Ministerio de Salud en los hospitales y centros de salud de Mweso, Walikale, Masisi, Rutshuru y Bambu. Médicos Sin Fronteras proporciona atención médica primaria y a nivel hospitalario a las personas afectadas por la violencia recurrente y que de otra forma tendrían poco acceso a los servicios médicos. En 2016, nuestros equipos realizaron más de 270.000 consultas médicas a los pacientes ambulatorios en el área de Mweso, de las cuales casi la mitad fueron casos de malaria. MSF también apoya cinco instalaciones médicas en Goma, en las que ofrece diagnóstico y tratamiento para el VIH/SIDA.