Las epidemias en zonas de desastre
Para nadie es un secreto que después de los desastres naturales en lo primero que hay que pensar es en las posibles enfermedades que pueden presentarse a manera de epidemias. ¿Qué hace que las enfermedades a gran escala aparezcan en un escenario de desastres? Veamos algunas de las razones:
- La densidad poblacional aumenta debido al hacinamiento producido por la destrucción de hogares, lo que eleva la posibilidad de contagio de infecciones respiratorias. Los servicios de salud pueden saturarse, motivando una insuficiente atención.
- La falta de los servicios básicos da lugar a la contaminación y por lo tanto al aumento de enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias.
-El desplazamiento de la población acarrea un cambio en la distribución de enfermedades, afectando a los individuos con las defensas bajas. De la misma manera,
los animales tratan de huir en busca de refugio y trasladan enfermedades.
- La desorganización de los servicios de salud. Después de un desastre, las redes de salud ven sobrepasada su capacidad de respuesta. Es necesario redistribuir los fondos de salud y establecer programas de control de epidemias sobre la población afectada.
-Cambios en el ecosistema que puedan favorecer la aparición de enfermedades producidas por animales u otros agentes transmisores.
- Las provisiones de alimentos, bebida y refugios deben estar en buen estado y garantizar las condiciones mínimas de salubridad.
Cuando se produce algún desastre resulta muy difícil realizar un control de enfermedades, por eso es muy necesario tener un plan de emergencia que se active de manera inmediata a fin de notificar y prevenir cualquier brote epidémico, tal como se logró en el último sismo en Pisco.
No quisiera dejar de mencionar un aspecto muy sensible para las personas y que podría prestarse a un uso inadecuado si es que no es aclarado adecuadamente: me refiero a la vacunación en casos de desastre. Muchos podrían pensar que después de un desastre existe la posibilidad de que sobrevengan epidemias o enfermedades y que lo mejor sería que las autoridades iniciaran una campaña de vacunación masiva contra ciertos males como el tétanos, la tifoidea, el cólera o la hepatitis, entre otros.
A continuación les expongo una serie de razones por las cuáles -según la OMS- la vacunación masiva después de un desastre no debe realizarse.
Vacunar contra enfermedades como la tifoidea o el cólera no es una prioridad pues estas necesitan más de una dosis y su protección no es realmente importante en términos poblacionales. Se ha demostrado que manteniendo medidas de higiene en la manipulación de alimentos, disposición de desperdicios y excretas se tienen resultados superiores.
Las campañas de vacunación masiva involucran mucho personal capacitado, el mismo que durante un desastre podría ayudar en otras actividades más necesarias en el momento.
Mantener las cadenas de frío, la aplicación y mantener la esterilización de las vacunas resultaría costoso y difícil de cumplir, lo que dejaría expuesta a la población a un riesgo de complicación por la vacunación.
Lo más importante es que la población podría percibir “equivocadamente” una sensación de protección frente a las enfermedades que haría que ignorasen o subestimasen las medidas de protección y control necesarias para mantenernos sanos después de un sismo.
Como lo dije anteriormente, quizás no podamos predecir los desastres naturales pero sí podemos minimizar los daños tomando conciencia de estos detalles que, creo, dicen mucho.
José Recoba
*Estimados lectores: Desde el 16 de junio del 2008, el autor del blog “Cuida tu salud” es el doctor Elmer Huerta. Este post escrito por José Recoba seguirá en línea pero sin opción de dejar comentarios.