¿Qué pasaría si un caso de ébola se filtra en América Latina?
Se llama caso índice de una infección al primero que ocurre en una región. El caso índice de ébola en la ciudad de Dallas fue Thomas Duncan, quien viajó aparentemente sano de Liberia a EE.UU. y desarrolló la enfermedad allá. El caso secundario es el que ocurre cuando una persona adquiere la infección por contacto con un caso índice. En EE.UU. se anunció que una de las enfermeras que cuidaron a Duncan resultó contagiada, y este es el primer caso secundario demostrado fuera del África Occidental.
Sin duda que este caso secundario fue producido por una brecha en el sistema de seguridad recomendado por la Organización Mundial de la Salud y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta (CDC). Del mismo modo, la enfermera española internada en Madrid ha dicho que quizá se infectó cuando se quitaba la ropa protectora y rozó su rostro con el guante sucio.
De muy difícil contagio
Esto nos dice que es muy difícil contagiarse del ébola, porque para que eso suceda hay que estar en contacto muy directo con una persona muy enferma (como es el caso de las enfermeras contagiadas y los miles de familiares de los pacientes en África). Pero asusta mucho saber que si una persona entra en contacto con esas secreciones, el virus puede infectar rápidamente.
Ese concepto es muy importante para que el ciudadano común y corriente se dé cuenta de que no tiene nada que temer con respecto a una posible infección porque el virus del ébola no circula en el aire ni en el agua ni en la comida. El virus solo se contagia por contacto directo con lágrimas, saliva, orina, semen, leche materna, vómitos, diarreas, sudor y sangre de una persona realmente muy enferma.
¿Cuán lejos o cerca estamos?
Las razones por las que el ébola se ha convertido en un grave problema de salud pública en el África Occidental son múltiples. Obviamente, lo primero es que allí se originó el virus, el cual ocasionó la primera infección humana reconocida en 1976 y tiene sus llamados “reservorios” en animales salvajes que viven en la selva (principalmente, murciélagos de frutas).
En América Latina no tenemos esos reservorios, por lo que cualquier caso de ébola en América Latina tendría que “ser importado” desde tres países de África Occidental: Liberia, Guinea y Sierra Leona.
En esa zona de África hay mucha pobreza y falta de educación, no es ningún secreto que en América Latina existen enormes regiones con los mismos problemas.
En África Occidental no hay acceso a servicios básicos de salud, por lo que los pacientes con ébola graves tienen que permanecer en sus casas, cuidados por sus familiares. En América Latina hay también muchas regiones que tienen el mismo problema y no es raro que un paciente muy enfermo en una favela, asentamiento humano o zona rural alejada tenga que permanecer en su casa sin los cuidados necesarios.
También hay grandes ciudades con enormes desigualdades socioeconómicas: zonas rodeadas de asentamientos humanos periféricos muy pobres. El mismo problema existe en casi todas las grandes ciudades en América Latina.
Además, no existe suficiente número de profesionales de la salud para atender a su población. Lo mismo sucede en muchas regiones de nuestra región.
La ausencia de agua potable y sistemas de alcantarillado es la norma en las zonas pobres del África Occidental, lo que dificulta el aseo de las personas que cuidan a sus enfermos en casa. Lo mismo sucede en muchas regiones del Perú y América Latina, no hay agua potable ni alcantarillado y la gente pobre tiene que lavar sus ropas, sábanas y frazadas con la poca agua que consigue. Y ni qué decir del estado de muchos baños públicos en nuestra región: sucios, sin agua, jabón y papel.
En África Occidental, la gente tiene costumbres muy particulares para enterrar a sus muertos. Los besan, los abrazan y en algunas regiones “les dan de beber” un té y ellos beben de la misma taza como “brindando” para despedirse. Si bien es cierto que en América Latina no se tienen exactamente las mismas costumbres, los entierros prolongados son comunes en muchos lugares.
Identificación de casos
Ante esa realidad, pensamos que sería muy peligroso que llegue un caso de ébola a alguna zona muy pobre de América Latina debido a que, lamentablemente, muchas de las condiciones que permiten la presencia y extensión del virus en África Occidental también existen aquí, en la región. Si una o más personas de África Occidental llegaran con ébola a algún asentamiento humano, favela o zona rural en América Latina, podría desencadenarse un brote muy difícil de controlar. Haití es un país que nos preocupa mucho.
La semana pasada, Brasil tuvo el primer susto. Un hombre de 42 años, proveniente de Guinea, entró por el aeropuerto de Sao Paulo y desarrolló fiebre en el día 21 de su estadía. Felizmente, el caso fue negativo, pero no queremos ni pensar lo que hubiera pasado si ese hombre hubiera tenido ébola, llegaba a una de las favelas más pobres de Río de Janeiro o Sao Paulo y no reportaba que estaba enfermo.
Por eso uno de los retos más grandes de las autoridades sanitarias y políticas del continente está en desarrollar un plan que garantice un adecuado control de los posibles casos de ébola que lleguen al continente. Eso implica el riguroso control de los pasajeros que lleguen a algún aeropuerto de América Latina, en vuelos que se originen en Liberia, Guinea y Sierra Leona en los últimos 21 días.
Las autoridades de salud e inmigraciones deben identificar a todas las personas que lleguen a un país de América Latina y que hayan estado en Liberia, Guinea y Sierra Leona durante los últimos 21 días para no solo tomarles la temperatura con un aparato digital (como se hace en cinco aeropuertos en EE.UU.), sino para implementar un riguroso plan de seguimiento del viajero por los próximos 21 días después de su entrada. El plan debe incluir el contacto telefónico diario para averiguar cómo están y proporcionarles un número de teléfono especialmente asignado que funcione las 24 horas para que llamen si tienen fiebre. Para América Latina, pensamos que ese número de pasajeros no sea muy alto y la mayor parte de ellos sean gente de negocios de bajo riesgo.
Necesidad de preparación
Ha sido lamentable comprobar cómo el personal médico –tanto en Dallas como en Madrid– ha fallado en reconocer precozmente los dos casos de ébola en esas ciudades. Ese error no debe repetirse y los directores de clínicas y hospitales deben tomar muy en serio el entrenamiento del personal de salud a su cargo. La simple pregunta de averiguar si la persona con fiebre y diarreas que llega a la emergencia ha estado en contacto con alguien del África Occidental puede parecer tonta, pero puede ser muy útil.
Preparar uno o dos hospitales por país que sirvan como centros de referencia para recibir a los pacientes sospechosos es muy importante. Eso evitaría que algún hospital no preparado atienda el caso y facilite el contagio de la enfermedad.
En suma, hasta que no se controle la epidemia en África Occidental, creo que es inevitable que algún caso de ébola llegue a algún país de las Américas. El reto está en identificarlo temprano, diagnosticarlo, aislarlo y evitar los casos secundarios.
Y volvemos a dejarle la pregunta: ¿Cree usted que estamos preparados para eso en América Latina?