Ley de marihuana medicinal es incompleta
Después del penoso allanamiento de una vivienda en el distrito limeño de San Miguel hace dos semanas, en el que la policía decomisó marihuana y botellitas de aceite de la planta que estaban siendo usadas como medicina por desesperados pacientes, el poder ejecutivo dio, al respecto, dos pasos la semana pasada.
En el primero, mediante R.M. No 096-2017/MINSA del 16 de febrero, el Ministerio de Salud nombra un comité de 12 expertos para evaluar el uso medicinal de cannabis en el Perú. En el segundo, el Presidente de la República, mediante oficio No 087-2017-PR del 22 de febrero, le solicita a la Presidenta del Congreso que tramite con carácter de urgencia el proyecto de ley 982-2016-PE que autoriza la importación, comercialización y el uso con fines medicinales de productos provenientes del cannabis.
Pensamos que este proyecto de ley se limita a la importación del Sativex –el único medicamento derivado de la marihuana existente- y que por su elevado precio, no podrá ser adquirido por las personas que lo necesiten (a no ser que sea entregado gratuitamente por el estado).
El Sativex
El Sativex (químicamente conocido como nabiximols) es el único medicamento en el mundo obtenido de la marihuana. El Sativex es vendido como Mevatyl en Brasil, por lo que no se trata de medicamentos diferentes, como erróneamente se menciona en el proyecto de ley peruano. Sativex fue desarrollado por la farmacéutica británica líder en productos derivados de la cannabis GW Pharmaceuticals y fue aprobado en Inglaterra en el 2010, habiéndose ya autorizado en 28 países. Viene en frascos nebulizadores de 10 mililitros brindando 2.7 mg de tetrahidrocannabinol (THC) y 2.5 mg de cannabidiol (CBD) por cada spray. Su precio varia entre los $156 dólares (S/ 507 soles) y los $358 dólares (S/ 1,164 soles) por unidad. El número de frascos que se usen cada mes depende de la severidad de la enfermedad. Israel ha desarrollado un producto similar que con la reciente autorización para exportarse, se espera que alcance el mercado internacional recién el 2018.
Importación y producción nacional como modelo
El movimiento de legalización de la marihuana medicinal en América Latina esta avanzando rápidamente. Cuatro países -Uruguay, Puerto Rico, Colombia y Chile- ya han legislado sobre el uso de la marihuana medicinal, mientras que Argentina y México están a medio camino de aprobarla. Pero el asunto es que, a diferencia del Perú -además de importar el Sativex- los países que ya la ha aprobado, alientan al mismo tiempo la producción nacional, pensando obviamente en abaratar costos e independizarse de productores transnacionales.
En Colombia, el Presidente Juan Manuel Santos firmó en julio del 2016 la Ley 1787 aprobando el uso de la marihuana medicinal en ese país. La ley autoriza también a la compañía colombo canadiense Pharma Cielo, para que en coordinación con el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación Colciencias (equivalente al Concytec peruano) cultiven la planta y produzcan derivados medicinales de la marihuana. Es decir, en Colombia, al mismo tiempo que se importan las medicinas, se inicia también el proceso para su propia producción e investigación científica.
Chile ha seguido un proceso similar al colombiano, es decir, autorizar la importación del Sativex para satisfacer la demanda inmediata de los pacientes, y autorizar al laboratorio nacional Knopf a que produzca la medicina en el país. El primer cultivo de mas de 6.000 plantas en el municipio de Colbún al sur de Santiago (la plantación mas grande de marihuana medicinal en América Latina) fue cosechado en junio del 2016, y se espera un beneficio potencial a mas de 200.000 personas, 4.000 de ellas, gratuitamente. Los casos de Puerto Rico y Argentina también son similares al colombiano y chileno, es decir, permiten la importación temporal de medicamentos para satisfacer la demanda existente pero también alientan la producción e investigación local.
Perú no promueve producción local
El Proyecto de Ley firmado por el presidente Pedro Pablo Kuczynski no hace eso y solo se limita a autorizar la compra y distribución del Sativex, estipulando que se esperarán dos años para evaluar la implementación de la ley y recién determinar la posibilidad de producir derivados de cannabis en el Perú. Justifican su decisión en una discutible debilitación de las políticas de criminalización de drogas en el Perú.
La diferencia es obvia, mientras que los países latinoamericanos que han legislado al respecto combinan la importación del Sativex para satisfacer la demanda inmediata, con la movilización de sus instituciones medicas y científicas para que promuevan el cultivo y la producción local de los productos de cannabis, el Perú se esta limitando a ser un comprador del único medicamento existente, dejando como remota la posibilidad de que recién para el 2019 se piense en una producción nacional. Indudablemente, no se valora el potencial del Concytec, del Instituto Nacional de Salud y diversos institutos especializados que bajo la dirección del Minsa podrían replicar el modelo de los otros países.
Tal como esta escrita, la ley tendrá dos serias consecuencias. La primera es que miremos con envidia como nuestros vecinos latinoamericanos desarrollan sus propias industrias e investigaciones, mientras que nosotros continuaremos dependientes de los precios dictaminados por el monopolio del único laboratorio extranjero que produce la medicina. La segunda es que por su precio, el medicamento no pueda ser adquirido por los pacientes, creándose una desigualdad que obligue a que continúen los cultivos clandestinos.
Queda en manos de la comisión nombrada por el Minsa y del Congreso enmendar el proyecto de ley del Presidente para que tengamos una ley que realmente sirva a todos los peruanos.