Trece ideas prácticas sobre el trabajo
1. Todos los trabajos son temporales. Nunca son seguros. Pueden durar meses o años, pero solo duran mientras convenga a ambas partes. Siempre cambian, y a veces sorpresivamente. Es vital estar siempre atentos al mercado para anticiparnos a cambios inevitables y para encontrar pronto el siguiente trabajo.
2. El trabajo no es un derecho, nos lo tenemos que ganar cada día otra vez, por pesado que eso suene. Nadie está obligado a mantenernos en un trabajo si nuestros servicios ya no son necesarios o satisfactorios.
3. Un excelente desempeño o gran lealtad tampoco garantizan un trabajo seguro. Incluso quienes tienen CV espectaculares, buenos contactos y altos niveles de empleabilidad a veces se quedan sin trabajo y deben salir a encontrar otro pronto.
4. Muchos años en un mismo trabajo obliga a concentrarnos más que nunca en nuestra performance y vigencia. Siempre hay quien puede y quiere hacer nuestro trabajo por menos dinero y hasta con más entusiasmo.
5. Es mala idea continuar en un trabajo que no nos da ninguna satisfacción, ya que eso claramente impacta en nuestra actitud y desempeño, y por ende, en nuestra reputación. Conseguir otro nunca es fácil, pero no tratar de hacerlo es un “suicidio profesional”.
6. La buena actitud es clave en el trabajo. Las ganas de aprender, la buena disposición –y ojalá pasión– pueden incluso compensar la falta de experiencia. Pero nada sustituye el superar las expectativas sobre nuestro desempeño y contribución. Eso nos convierte en recursos estratégicos, aunque jamás en indispensables.
7. Los trabajos son magníficas oportunidades para aprender, crecer y desarrollarnos. Pero nos pagan por agregar valor cuantificable y medible, cumplir con indicadores y generar resultados; claramente no solo por asistir a trabajar.
8. Es importante reconocernos como proveedores de servicios profesionales, responsables por su calidad, vigencia y competitividad. Estar en planilla supone que tenemos un solo cliente para nuestros servicios. Eso nos obliga a enfocarnos mucho en la satisfacción de ese, nuestro único cliente.
9. El jefe representa a la organización que contrata nuestros servicios. Es nuestro principal cliente (nos guste o no). Su opinión sobre nosotros tendrá un gran impacto en nuestra carrera, incluso muchos años después. Pares, subordinados, clientes y proveedores son también nuestros clientes.
10. La tecnología, la curiosidad, el inglés, la buena redacción y expresión oral (hacer presentaciones efectivas), la discreción, los buenos modales, el carisma, la madurez en las relaciones personales, entre otras, son habilidades que generan valor competitivo para el trabajo. La complacencia y la arrogancia dañan la carrera; el mal comportamiento y la falta de ética, la destruyen.
11. Si renunciamos a una posición (o nos desvinculan) es vital cumplir bien con el trabajo hasta el último minuto. Las referencias sobre nuestro trabajo pueden ser positiva o negativamente afectadas por la actitud con la que nos vieron trabajar los últimos días.
12. Desarrollar nuestra carrera como nuestro mejor negocio propio hace milagros por nuestra empleabilidad. Es una actitud que nos diferencia por estar enfocada en resultados, en crecimiento y sobre todo en la satisfacción del cliente.
13. La vida da muchas vueltas. Cuidar nuestra marca personal siempre paga bien. Nada como muchos clientes satisfechos para dar buenas referencias sobre la calidad de nuestro trabajo.