Esto le ocurría a una hormiga hace 45 millones de años
Se podría decir que tenía garrapatas…
Para ser precisos, no es una garrapata sino otro tipo de ácaro: un mesostígmado. Se estima que hay unas 11.400 especies vivas de mesostígmados, los cuales normalmente habitan en el suelo. Son pequeños, no tienen ojos y se mueven muy rápido entre los restos de hojas y plantas. Por lo general se alimentan de animales más pequeños, pero también se les ha observado parasitando insectos más grandes o algunos vertebrados.
A pesar de su gran diversidad, se cuentan con muy pocos registros fósiles de este grupo de ácaros—14 para ser precisos— de las cuales solo cuatro especies han podido ser nombradas.
Los fósiles preservados en ámbar —una resina secretada por los árboles que luego se endurece— son extremadamente raros, más aún si se trata de dos animales en plena interacción parásito – hospedero.
OJO: No se puede extraer ADN del interior de estos animales fosilizados, pues éste ya se degradó hace millones de años.
Los investigadores descubrieron el fósil —que tiene un tamaño similar al de una cajita de chicle Adams®— en la colección personal del aracnólogo y paleontólogo alemán Jöerg Wunderlich. No se sabe exactamente dónde ni cuándo fue hallado, pero otros fósiles similares han venido de la región báltica, cerca a Kaliningrado (Rusia).
Los investigadores piensan que se trata de un Myrmozercon, un género de ácaros que tienen cierta afinidad por las hormigas. Por otro lado, están seguros que la hormiga pertenece a la especie Ctenobethylus goepperti, muy común en los registros fósiles colectados en esta región.
Si bien el descubrimiento de este fósil es bastante curioso y nos hace imaginar cómo pudo ser la vida en ese entonces, su importancia radica en que es la evidencia más antigua de una relación íntima —probablemente parasitaria— entre los ácaros mesostígmados y los insectos sociales dentro del orden de los himenópteros, al cual también pertenecen las abejas.
Hoy en día, las abejas sufren del ataque de otro grupo relacionado de ácaros llamado Varroa que causan considerables daños económicos a la industria melífera y que incluso jugarían un rol importante en el trastorno del colapso de las colonias, una de las causas de que las poblaciones de abejas se están reduciendo rápidamente año a año. Es así que comprender cómo evolucionaron estos ácaros parasitarios sería de gran utilidad para poder desarrollar novedosas estrategias para controlarlos.
Referencia:
Dunlop JA et al. An ant-associated mesostigmatid mite in Baltic amber Biology Letters (2014) doi: 10.1098/rsbl.2014.0531