Cuando Kickstarter no funciona
Esta semana la atención estuvo puesta en Godus, el juego móvil creado por la nueva compañía de Peter Molyneux, que anunció que reduciría su equipo de desarrollo y que ciertas promesas a los usuarios de Kickstarter no se cumplirían. ¿No era acaso Kickstarter la receta ideal para los desarrolladores independientes?
Peter Molyneux es un optimista. Suele prometer experiencias innovadoras en cada uno de sus juegos pero el resultado final suele ser diferente. El mejor ejemplo es la saga Fable, que nunca se convirtió en el simulador que prometió con cada lanzamiento. Molyneux lleva años en la industria y se hizo conocido por su trabajo en Black & White y Populous. Luego de eso, dejó su trabajo en la industria triple A y formó un estudio independiente orientado a juegos móviles, llamado 22cans. Su primer proyecto fue lanzado en Kickstarter y obtuvo alrededor de medio millón de libras esterlinas, superando su meta inicial y prometiendo features adicionales como un modo multijugador.
Un tiempo después, Molyneux inició un experimento virtual en el que personas de todo el mundo debían buscar el núcleo de un cubo, y aquel que llegara primero al centro tendría un lugar especial en Godus. Ese ganador apareció y su recompensa sería ser el dios del juego y el 1% de las ganancias del título.
¿Qué pasó luego de seis meses desde el lanzamiento? No hay modo multijugador, faltan varias features que se prometieron al inicio y el supuesto lugar de dios virtual para ese jugador aún no existe. Esto se agravó esta semana luego que Molyneux anunciara que el equipo de desarrollo se achicaría para pasar a desarrollar un nuevo juego. La noticia alarmó a los fanáticos y el desarrollador estuvo en medio del escándalo. Finalmente ayer apareció en una entrevista a The Guardian diciendo que dejará de hablar sobre juegos a la prensa de manera definitiva.
Kickstarter parecía ser la solución a todos los problemas de los desarrolladores independientes, al no tener que recurrir al dinero de los publishers y sus exigencias. Sin embargo, se encontraron con un nuevo problema: cumplir las exigencias de los backers, o gente que había puesto su dinero en el proyecto. Es usual que veamos proyectos que no salen a tiempo o que no cumplen lo esperado. Por ello el escenario de Kickstarter está cambiando: cada vez es más difícil tener éxito en una campaña allí y hay un mayor escrutinio público de lo que se hace con el dinero.