El fútbol que le gusta a Luis Fernando Suárez
Luis Fernando Suárez no es el primer técnico mundialista en llegar a Universitario de Deportes. Por el banco crema han pasado portentos como Juan Eduardo Hohberg, bajo cuya dirección Uruguay fue cuarto en el Mundial del 70, y Marcos Calderón, campeón sudamericano con Perú en 1975 y mundialista en Argentina 78.
El club ha tenido también otros técnicos de altísimo prestigio internacional como el uruguayo Roberto Scarone, quien antes de ser subcampeón de la Libertadores en 1972, ganó con Peñarol dos veces ese torneo (1960 y 1961) y la Copa Intercontinental (1961). También Ángel Cappa, integrante del cuerpo técnico del Real Madrid campeón con Jorge Valdano a la cabeza; Oswaldo Piazza, una de las piezas fundamentales del glorioso Vélez de los 90 y Sergio Markarián, bajo cuyo liderazgo Paraguay consiguió la clasificación a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
La diferencia está en que el colombiano es el primero en llegar con dos mundiales sobre el hombro, y con dos equipos distintos. En el primero llegó a octavos de final con Ecuador (Alemania 2006) y en el segundo, con Honduras, no ganó un solo partido (Brasil 2014).
¿Qué puede aportar a este discreto Universitario post-Ibáñez?
En primer lugar, jerarquía. Suárez no es Guardiola o, para utilizar un término manoseado últimamente, un técnico A1, pero sí un profesional experimentado, que pertenece a un fútbol como el colombiano que nos ha sacado varios cuerpos de ventaja.
No es un revolucionario táctico. Lo suyo es más un fútbol clásico, que busca la posesión y el buen trato de la pelota. Su experiencia peruana con Juan Aurich le trajo algunos sinsabores, pero a cambio consiguió recuperar a Reimond Manco, quien mostró lo mejor de su fútbol bajo su dirección. Esto no quiere decir que el relajo gobierne su concepto de la disciplina. Suárez tiene muy claro que el rigor es necesario para potenciar el rendimiento deportivo.
Aunque en Brasil no le fue bien, las circunstancias son distintas. Además, él también necesita hacer una buena campaña para volver al mapa futbolístico internacional.
De Entretiempo, el blog donde Suárez dejaba algunos conceptos sobre lo que el fútbol significaba para él (al cual logré acceder gracias a la gentileza de Diego Sáenz), rescaté un extracto de uno de sus posts (“El fútbol que me gusta”), el cual es una verdadera declaración de principios:
“Me gusta el fútbol de Valdano: el que escribe, el que enseñó como técnico y el de dirigente porque es coherente.
Me gusta el fútbol que escriben los Soriano, los Galeano, los Camus porque lo que escriben de fútbol es el mismo con el que sueña el aficionado.
Me gusta el Fair Play y admiro a quien lo practica en la cancha.
Me gusta el fútbol de humor de Fontanarrosa, porque el fútbol es alegría.
Me gusta el fútbol que nos hizo practicar Francisco Maturana, porque es autónomo.
Me gusta el fútbol de Guardiola porque respeta los jugadores y más respeta a sus rivales.
No me gusta el fútbol pragmático y solo de resultados.
No me gusta el fútbol con trampas y de jugadores tramposos.
No me gusta el fútbol con goles hechos “con la mano de Dios”, aunque eso represente ganar un mundial.
No me gusta el fútbol donde se pondera más la viveza criolla que la malicia indígena.
No me gusta el fútbol donde se gane con mañerías.
La verdad, me gusta el fútbol que diga algo más que un simple resultado y considero importante que esa sea la base estructural desde donde luchamos para hacer realidad el objetivo coyuntural: llegar a los puntos mas altos a nivel mundial ya sea manejando un club o una selección nacional.
No solo me gusta el qué… me gusta el cómo y siento que ese cómo nos debe hacer saber que vamos por el camino correcto.
Y la última: quiero llegar a ser un buen técnico de fútbol. Pero si para ello tengo que traicionar mis principios e ideales, prefiero no serlo.
El fútbol verdadero es ganar… pero ganar en todo, incluso como persona”.
Mucha suerte, Luis Fernando.