La combinación de cirugías cardíacas salva la vida a niño
Julio César Zapata, un niño piurano, de 7 años, nació con una rara enfermedad al corazón, llamada atresia tricuspídea, que puso en riesgo su vida. Gracias a una serie de operaciones realizadas en Lima, ahora está recuperado e intenta llevar una vida normal. Debido a esta enfermedad congénita, la válvula tricúspide –encargada de llevar la sangre de la aurícula derecha al ventrículo derecho del corazón– estaba cerrada desde el nacimiento y la sangre no llegaba en cantidad suficiente a sus pulmones. Por ello, para Julio César era muy difícil respirar, se cansaba con mucha frecuencia y su piel se había tornado azulada por la falta de oxígeno. Para corregir este grave problema, los médicos de su natal Catacaos lo derivaron al Instituto Nacional Cardiovascular (Incor) Carlos Alberto Peschiera Carrillo, en Lima, donde el pequeño fue sometido a complejas cirugías. Si te interesa este tema, sigue leyendo la interesante nota de Angela Tejeda Ghiggo.
La primera de ellas fue la cirugía de Fontan. En este procedimiento los cirujanos seccionan las venas cava, superior e inferior –las cuales estaban conectadas a la aurícula derecha inoperante de Julio César– y las unieron con un tubo paralelo al corazón.
Luego se unió la arteria pulmonar a la vena cava para restablecer la llegada normal de flujo sanguíneo hacia los pulmones.
Aunque la operación fue un éxito, el ritmo cardíaco de Julio César disminuyó días después. Fue entonces que los especialistas decidieron colocarle un marcapasos epicárdico, con el electrodo sobre el corazón, la solución más común en este tipo de casos.
Sin embargo, ninguna parte de su corazón respondía a los estímulos eléctricos del aparato. Por esta razón, el Incor derivó el caso al cardiólogo Ricardo Zegarra, jefe del área de Electrofisiología Intervencionista, para realizar un nuevo procedimiento –el tercero en un mismo mes– con la finalidad de salvar la vida del niño.
La decisión del experto fue realizar una intervención sin precedentes en el Perú: implantar un marcapasos transvenoso poscirugía de Fontan.
“La colocación de un marcapasos transvenoso [se coloca a través de la vena hasta llegar al corazón] es una práctica habitual en nuestro país. Pero en el caso de Julio César, a primera vista era imposible realizarlo porque la vena cava superior e inferior no entraba en el corazón”, explicó a El Comercio el doctor Zegarra.
Sin embargo, la prótesis extracardíaca que le habían colocado previamente en la cirugía de Fontan traería la solución.
“Para entrar al corazón, debe haber una fenestra u orificio en el tubo que conecte con la aurícula. Entonces la solución era ingresar a través de ese orificio”, detalló el médico a este Diario. Tras comprobar la existencia de esta conexión, se introdujo el electrodo del marcapasos a través de un catéter por la vena subclavia –a la altura de la clavícula– y se bajó hasta llegar a la aurícula atravesando el orificio del tubo. Luego, se colocó la batería del marcapasos debajo de la clavícula.
Zegarra señala que para este procedimiento –que duró dos horas y media– no fue necesario abrir el tórax, sino que se hizo una punción con anestesia local a la altura de la clavícula para entrar a la vena y el único corte fue para introducir la batería del marcapasos.
Al día siguiente de la intervención, realizada en junio pasado, el pequeño Julio regresó a su natal Catacaos (Piura), donde ya ha empezado a llevar una vida normal. Según precisó el doctor Zegarra, hace unas semanas estuvo en Lima y se comprobó el buen funcionamiento del marcapasos.
El pequeño tendrá que regresar al Incor cada año para un control médico. El aparato que lleva hoy en el pecho lo acompañará durante toda su vida.
Un defecto que afecta a 5 de cada 100.000 recién nacidos
La atresia tricuspídea es una cardiopatía que se detecta en el nacimiento. De acuerdo con el Medline Plus, portal informativo de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (NIH), afecta a alrededor de 5 de cada 100.000 bebes. El 20% de los pacientes también sufre otros problemas cardíacos.
Uno de los síntomas más evidentes es la coloración azulada de la piel (cianosis), debido a la poca sangre que llega a los pulmones.
El recién nacido con este problema probablemente necesite un ventilador que le ayude a respirar, además de medicamentos especiales que se encarguen de mantener la normal circulación de la sangre hacia el cuerpo.
Los pacientes siempre requerirán cirugías como tratamiento. Estas se deben hacer desde los primeros días de vida. Una de las primeras es una desviación artificial para que la sangre llegue hacia los pulmones.
¿Y cómo pudo vivir el pequeño Julio César durante estos siete años? “La naturaleza le dio una manera muy precaria y limitada de oxigenar la sangre: una conexión entre la aurícula izquierda y la derecha”, explicó el doctor Ricardo Zegarra, del Instituto Nacional Cardiovascular (Incor).