No podemos dejar que regrese el sarampión
Desde hace 13 años no se registran en el Perú casos autóctonos de sarampión, es decir, contagiados por el virus a nivel local. Sin embargo, el Ministerio de Salud (Minsa) ha detectado tres casos sospechosos de esa enfermedad que llegaron a nuestro país desde el extranjero.
¿Y por qué tanta preocupación? Porque se trata de una enfermedad que es extremadamente contagiosa. El virus viaja en las gotitas que salen de la nariz, boca o garganta de una persona con la enfermedad. Según la web Medline Plus, de los Institutos de Salud de EE.UU., si una persona tiene sarampión, el 90% de quienes entran en contacto con ella se contagiarán… a menos que estén vacunados.
Entonces, ¿tenemos por qué preocuparnos? Claro que sí.
De manera muy peligrosa, este tipo de enfermedades ‘viejas’, que ya habían sido erradicadas de varios países como el nuestro, están reapareciendo. La principal razón es la negativa de los padres a vacunar a sus hijos, pues piensan que las inmunizaciones pueden causar autismo en los pequeños.
Papás que no vacunan a sus hijos = niños vulnerables ante enfermedades que ya estaban erradicadas = población en peligro
Aunque los estudios científicos no han encontrado relación entre las vacunas y el autismo, los rumores infundados han calado en una gran cantidad de padres, lo que pone en riesgo a todo el planeta.
Si estamos vacunados, estamos protegidos. A finales del año pasado, se presentó el brote más grande de la enfermedad en Disneylandia (California, EE.UU.). La enfermedad se propagó por la concentración de gente –en especial niños– que no estaba protegida.
Es obligación de los padres tener a sus hijos con todas las vacunas al día. Esto, sumado al mayor tiempo de lactancia en los recién nacidos y a una adecuada alimentación, logrará que tengamos una niñez sana.
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