El tiempo ha hecho que los graffitis ya no sean vistos como signos de vandalismo sino como arte. En todo el mundo se realizan festivales dedicados a este tipo de representación urbana y hasta han sido adoptados como decoración dentro de habitaciones y hoteles.
Los colores y la técnica del graffiti le da un toque ecléctico y vibrante a los espacios, como el efecto que logra Javier da Riba con su trabajo. Él no elige paredes para pintar pues prefiere intervenir el piso de edificios abandonados reviviéndolos de su triste presente.
Riba utiliza patrones geométricos que imitan los refinados pisos de baldosas de cerámica antiguos. Es una manera práctica de embellecer espacios que han perdido toda su esencia.