1 / 6 Se ocultó con un falso techo de drywall una viga que cortaba en dos la sala y el comedor. (Foto: Jaime Gianella)
2 / 6 La mesa del comedor y la banca, de pino oregón, se trajeron de una antigua casa de playa. (Foto: Jaime Gianella)
3 / 6 Se eliminó la pared de la cocina para abrirla al área social. (Foto: Jaime Gianella)
4 / 6 En el tablero de la cocina se colocó una madera a manera de barra de bar. (Foto: Jaime Gianella)
5 / 6 La sala de estar se ubica en el sótano y tiene un mueble organizador de MDF pintado al duco. (Foto: Jaime Gianella)
6 / 6 El cuarto principal se trabajó a manera de suite, por ello tiene la tina y ducha expuestas.(Foto: Jaime Gianella)
A pesar de formar parte de un condominio donde una casa es muy similar a la otra, este hogar destaca por su originalidad. Un trabajo creativo que combinó elementos nuevos, antiguos y heredados.
La reforma de este refugio de 200 metros cuadrados (dos pisos y un sótano) trajo consigo la eliminación de las paredes que separaban la cocina del área social, lo que permite tener una vista privilegiada al horizonte marino.
La sala y el comedor, ubicados en el primer nivel, tienen piso de bambú y una decoración que reúne un poco de todo: piezas nuevas como las metálicas sillas YU.YU que rodean la rústica mesa de pino oregón; clásicas, como el gran espejo dorado; y recuerdos familiares, como el sillón principal y la mesa de centro de la sala.
En el sótano, se encuentra una sala de estar compuesta de cojines, y los dormitorios secundarios. El cuarto principal se ubica en el segundo nivel, se diseñó como una suite.