"Debut redondo de Colombia", por Gabriel Meluk
"Debut redondo de Colombia", por Gabriel Meluk
Redacción EC

GABRIEL MELUK / GDA
Editor de El Tiempo de Colombia

Redondo, redondo, el debut redondo. ¡¡¡Redondo como el grito de gol en la boca de Armero, como el alarido de en la de Teo, como en el tercero!!! ¡Felicidad plena en la comunión con los 49.000 colombianos en el estadio Mineirao y con los 42 millones que siguieron el juego por TV de Leticia para arriba!

Fue un sueño con la mano en el pecho en el himno, los besos y los aplausos a sangrar a la tribuna y las familias al final del partido, con la ovación de la gente en el estadio… Un sueño, sí, como lo era ganar este primer partido por la importancia obvia de los tres puntos y picar en punta, y porque era fundamental fortalecer el ánimo, la confianza, aumentar la solidez y la convicción grupal en lo que se entrena, en lo que se hace…

con firmeza el pie derecho en el desembarco en este Mundial. Fue pescar por la boca al técnico de Grecia, Fernando Santos que, altanero, dijo que Colombia no era favorito de nada en este grupo C, que ser cabeza de serie no le daba ventaja. La lengua se castiga…

El comienzo fue lindo: tenencia de pelota segura, balón a un toque con algún lujo y una trenza y gol rapidito. A los 6 minutos, 1-0. Poesía. Luego, vino el trabajo, el oficio. Ese acto quizás ordenado por el inconsciente de echarse para atrás, recular; ceder la pelota al rival y trabajar el resultado. Si se pedía seguridad defensiva. Colombia exageró en eso. Y entonces el partido salió al revés al que todos esperaban. Grecia intentando atacar y Colombia poniendo la tranca. Los perros maullaban y los gatos, ladraron. ¡El final del primer tiempo, con volada salvadora de Ospina, arrojó el 60 por ciento de bola para Grecia!

No se puede caer en la neurosis (¡todo tiene un límite!) y criticar esa forma, esa actitud de seguridad y precaución que, entre otras, se le pedía al equipo hace rato, más cuando se gana 3-0. Con el segundo, el partido ya estaba a la horma del inmenso pie derecho. Luego fue más trabajo, más precisión desde el banco técnico en los cambios para cerrar el juego. Y el talón cayó, con un final de lujo, como el comienzo, con el gol de James.

3-0, goleada, seguridad, orden, pizcas de talento, contundencia ofensiva… ¡El pie derecho, en el paraíso!

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