"Carlo Ancelotti da con la tuerca", por Mauricio Loret de Mola
"Carlo Ancelotti da con la tuerca", por Mauricio Loret de Mola
Redacción EC

En la actualidad, el repuesto por excelencia del Real Madrid consta de cuatro letras y recrea a Isco, quien ante alguna eventual crisis de enfermería suele aflorar como primerísima opción. A esta vez se le fundió el motor, Modric, y el malagueño engranó de maravilla al lado de Kroos. Sin abandonar su traje de clasista, el mediocampista, ahora de primera línea, alcanzó picos muy altos de rendimiento al robar 12 balones contra Eibar, recorrer 10,2 kilómetros en Basilea y tocar 66 pelotas –57 pases acertados– en La Rosaleda, donde volvió a sentirse en casa y se retiró entre mimos a pesar de su injusta expulsión.

En sus tres primeras pruebas como medio destructor, su versatilidad permitió que gravite de manera excepcional en dicho rol y, por consiguiente, consolidase un nuevo acierto del mecánico Ancelotti; técnico que frente a cualquier fallo, sea de caja, suspensión o tracción, frecuenta a escapar del problema mediante una gran solución.

En definitiva, la comunión Kroos-Isco ahoga un eterno concepto. Trillado, por cierto. Cuando aseguran que una dupla de volantes centrales debe dividir funciones, es decir, uno limitarse a secundar más a los defensas y el otro liberarse para potenciar al ataque, es porque sus lentes aún no se adaptaron al juego de hoy. ¿Qué diablos es eso? Si los jugadores se comprenden futbolísticamente dentro de una cancha, por qué tienen que contrastarlos en geografía. Cerca o lejos de su área, Kroos e Isco se han confabulado como descarga de un equipo que hace mucho no era tan colectivo y en el cual sus puestos pasaron a ser simples referencias.

Esta decisión de retroceder metros a Isco recuerda al estreno de Pirlo en el Milán, ya que Ancelotti destapó su más genial versión al colocarlo al costado de Gatusso. Sin embargo, la diferencia con el italiano insta en que Isco ingresó por urgencia a la oncena inicial y por más que el retorno de Modric lo devuelva a su lugar natural, ya no es casualidad que Ancelotti haya vuelto a dar con esa tuerca que no los aparta de la vía triunfal.

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