Ancelotti, el técnico que recupera la mística de los equipos
Ancelotti, el técnico que recupera la mística de los equipos
Redacción EC

RAÚL CASTILLO

Quizás su único fracaso como técnico, en cuestión de títulos, fue no haber ganado ninguno con la  de Zinedine Zidane, Alessandro Del Piero, Edgar Davids, Paolo Montero y compañía, de 1999 al 2001. Tampoco era una tarea fácil. El cuadro de Turín venía de tres finales seguidas de Champions League en los últimos años al mando de Marcelo Lippi. A , que venía de un subcampeonato de Serie A con el Parma, le fue imposible mandar sobre un equipo donde primaban más los triunfos que el estilo de juego.

Fuera del cuadro de Turín, regresó en el 2001 al AC Milán donde había sido campeón como futbolista y como asistente de Arrigo Sacchi. En un equipo que hace mucho tiempo no conocía de triunfos y gloria, Ancelotti armó una formación atractiva y tradicional a lo que jugaba la historia del cuadro rossonero. No sorprendía ver alineados a Clarence Seedorf, Rui Costa, Andriy Shevchenko, Pirlo y Kaká al mismo tiempo. Es verdad. Ancelotti aprendió ahí dirigir equipos multinacionales y, no solo eso, también a ser un gran amigo de los jugadores. Ahí ganaron dos , dos Supercopas de Europa y una Serie A de Italia, entre lo más destacado.

Con una carrera consolidada y una trayectoria intachable, se fue a  para tratar de llevarse la Liga de Campeones. No lo hizo, aunque sí ganó una Premier League y una Copa FA. Carlo, un hombre que no casi nunca ha hablado de su vida privada salvo las veces que se le ha visto acompañado por una de sus esposas de la época, señaló que Abramovich lo contrató por una razón: la imposición de un estilo en el equipo inglés.

“Cuando veo al Chelsea no reconozco su identidad, su estilo de juego”, confesó un día el técnico italiano según propias palabras de Abramovich. Sin embargo, en una corta estadía, como suelen tenerla los entrenadores en Chelsea, Ancelotti se encargó de limar asperezas e incluso proponerles un día a los jugadores cómo ellos creían que debían jugar el partido. Fuera de focos y gritos como sí lo hace , Ancelotti conversaba y persuadía a los jugadores de una manera amical y paternal. Cuando ellos respondieron, dijeron a la manera que él quería.

Inmediatamente después se dirigió a Francia para dirigir a , un equipo que no campeonaba desde 1994.  Ancelotti encontró en el plantel varios brasileños, italianos y africanos. “En PSG tuve que armar todo desde abajo. El equipo tenía divisiones étnicas. Los sudamericanos juegan entre ellos. Los italianos igual. Los futbolistas no estaban acostumbrados a tener una mentalidad ganadora. Fue importante tener a Ibrahimovic, el mejor jugador con buen profesionalismo. Era un modelo para los demás en las prácticas, porque se concentraba siempre”, dijo en aquel entonces. El resultado tuvo éxito: ganaron la Ligue 1 y alcanzaron cuartos en Champions tras eliminados por diferencia de gol con el Barcelona.

Hoy, no se sabe si Ancelotti llevará a la décima al , pero el misticismo ha regresado al Santiago Bernabeú.  o Diego López ya no son figuras estelares, al equipo merengue no le llegan mucho al arco y ellos proponen un rico juego por bandas como por el centro del campo, muy a diferente de Mourinho donde la transición de la defensa al ataque tenía que ser muy rápida. El buen juego ha regresado al Real Madrid. Una señal distintiva es que son el tercer equipo con más posesión (60.1%) en Europa solo por detrás del Bayern Múnich de Guardiola y el Barcelona de Gerardo Martino. ¿Será suficiente para ganar La Liga, Copa del Rey y Champions? Veremos más adelante. Algo diferente ya hay: atracción.

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