Aldo Corzo: el ex Alianza que siempre pareció jugador de la ‘U’
Aldo Corzo: el ex Alianza que siempre pareció jugador de la ‘U’
Miguel Villegas

No tiene físico de lateral –que uno imagina plástico y potente–; es más, parece que le faltaran un par de centímetros y le sobraran dos kilos. Pero la camiseta de la selección le quedó justa a (27 años), que ha encontrado tarde un sitio en el equipo peruano pero difícil hoy poner en duda de quién es esa banda. Parte de la generación Regatas Lima –Guarderas, Cuba o Bulos–, es decir, jugadores que recibieron una formación integral, más allá de cómo patear una pelota o a quién dársela, Corzo fue citado por Gareca más por urgencias que por una apuesta real y tuvo que afrontar dos partidos top para medir su jerarquía. No ante Trinidad o Guatemala: con Brasil en la Copa América 2016 –nada menos que por la banda de Filipe Luis–, y luego con Argentina, turnándose la marca de Dí María y Dybala, unos 150 millones de dólares corriendo. Allí probó que el orden táctico puede ser tan importante como una huacha. Y que el mejor no siempre es el campeón de las pataditas.
 
Sin el físico de Advíncula, pero con otra predisposición, Corzo fue llamado a Videna porque representa el perfil del nuevo seleccionado que, tácito, ha impuesto el técnico: cero cámaras, cero problemas, cero inconductas. “Es uno de los pocos que queda entrenando sin que lo llamen y no hace falta pedirle que se cuide”, dice una fuente cercana al comando técnico. Nunca será Ñol, está claro, pero diez iguales pueden ser tan influyentes como él.
 
Ese jugador, además hincha desde niño, ha llegado a la 'U'. Y aunque fue vinculado desde siempre con Matute -allí debutó en 2008-, su juego estaba más asociado al rival. A Corzo le aplaudían sus carretillas, no su pase. Su trajín, no su gambeta. Y su sacrificio más que una huachita. Por eso, además de su gran año en Municipal y la selección, ha generado una aprobación unánime en foros y redes sociales, donde casi no se recordó su pasado y donde, desde Juan Reynoso quizá, no hay un eco de bienvenida que se escucha tanto y tan fuerte.
 
Más parecido a un Carranza que a un Waldir, Aldo Corzo tiene la enorme posibilidad de cumplir tres objetivos imposibles para él hace solo un par de años: seguir siendo titular con Perú, salir campeón el 2017 y jugar en el extranjero. Porque tiene que irse. No va a ser el mejor en las pataditas, pero ese pie derecho hoy cotiza. Y eso es un premio personal que no debería pasar desapercibido.

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