Marco Quilca León

Un gorro de tela similar al que usan los nadadores ocultaba su nuevo look rasta, pero no su sonrisa. “Sí”, responde a la pregunta de la prensa sobre si estaba cumpliendo un sueño al regresar a Alianza Lima, el club de sus amores, antes de recibir un pequeño golpe con un micrófono que lo tomó con humor. En otra época, otro contexto, Paolo Guerrero quizá se hubiese enojado, pero esta vez es diferente, esta vez está feliz.