"Anoche soñé con Ruidíaz", por Horacio Zimmermann
"Anoche soñé con Ruidíaz", por Horacio Zimmermann
Horacio Zimmermann

Anoche soñé que  jugaba como titular contra Paraguay. Gareca había decidido incluirlo en lugar del suspendido Cueva. Jugó en ataque junto a Paolo, permitiendo a Farfán ser enganche. El jugador de la 'U' no decepcionó. De hecho, sucedió todo lo contrario: anotó el gol del triunfo. Nunca pudo ser tomado por los guaraníes. Su habilidad en el uno contra uno fue clave. Rompió la cintura de sus rivales, lentos contra su velocidad. Y Perú jugó mejor que nunca. Generó, concretó y no concedió. Sumó sus primeros tres puntos en las Eliminatorias. Gran acierto de Gareca. Dio en el clavo. Farfán debe ser enganche, decía en mi sueño la prensa especializada, que aplaudió la decisión del entrenador. Y todos sus cambios tácticos.

Todo esto, sin embargo, nunca sucedió. 

Cuando terminé de abrir los ojos, la felicidad se desvaneció. Me topé con la realidad: aún faltan dos días para el partido. 

Raúl Ruidíaz ni siquiera sabe si jugará como titular. Farfán, menos que será enganche. Quizás la modificación táctica no resulte, y que Perú juegue su peor partido y no sume puntos. Quizás Gareca se equivoque. De repente no debería tomar riesgos. Ruidíaz es un jugador de torneo local. No da la talla para Eliminatorias. No es la mejor opción. Los centrales paraguayos son fuertes. No le dejarán tocar el balón. La diferencia física es inmensa. Mejor que juegue Pizarro. O Joel. Quizás Yotún en vez de Cueva. Cualquiera menos Ruidíaz. Cuando perdamos, quiero ver a Gareca. No sabrá qué decir. Y sumaremos una derrota más. Un fracaso. Sus jugadores son indisciplinados. El argentino vino a aprender. Una vergüenza.

Todo esto tampoco ha sucedido aún. Ni sabemos si sucederá. Quizás sí; quizás no. 

Lo que me interesa con este artículo cuya influencia principal es Pep Guardiola, es que se entienda que el fútbol no tiene una regla establecida que facilite el camino hacia el triunfo. Que las hipótesis en este deporte no existen. Que ganar no depende únicamente de la intuición. Que a veces ganar es más fácil que jugar bien. Que, independientemente del resultado del viernes, nos planteemos analizar el juego en su verdadera dimensión antes que valorarlo a partir de un resultado. Que mientras haya Eliminatoria por delante, cualquier remontada es posible. 

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