Miguel Villegas

Así le pegaba Ñol, pero con la derecha. No ejecutaba sus remates, los diseñaba con el pie para que fueran obras de arte. Eran otros tiempos, claro, cuando Boca le pertenecía más a Diego Maradona que a Juan Román Riquelme y cuando la selección peruana, ese equipo que nunca iba a los mundiales, vendía un jugador cada milagro y la presencia de Nolbero Solano en la Bombonera era una noticia a seis columnas, que se leía en El Comercio, se recortaba de El Bocón y los jueves se volvía a leer en Once. Jugar en Boca Juniors era, cómo ahora, llegar a la élite de Sudamérica y allí radicaba la recompensa. Unos minutos buenos eran discusión toda la semana, un golazo significaba llevarse toda la atención. O lo que es hoy: un patadón así se vuelve viral.

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Veintiséis años después del famoso apodo Maestrito, una breve descripción del talento que tenía Ñol Solano en el pie derecho, Luis Advíncula la rinde homenaje con un golazo, esta noche de zurda, que apagará todos los silbidos que ya perseguían al lateral de la selección. En la semana más dura de su estancia en Boca Juniors, convierte en el primer jugador peruano en marcar con esa camiseta por Copa Libertadores. Ni Meléndez. Ni Solano. Ni Zambrano, el León.

Tarda en llegar y al final, hay recompensa.

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Debemos acostumbrarnos ya a sus exagerados movimientos, que mezclan atletismo con capoeira; a sus trancazos, que mezclan kung fu con salto de vallas; a sus goles fuera de contexto, cómo aquel que le hizo a Ayacucho jugando por Cristal en 2010, un sprint maradoniano que luego definió matándose de la risa: “Yo corría nomás”. O ese puntazo para poner el 2-1 a Alemania, post mundial de Rusia, cuando la banda era más de Corzo que suya y luego de ello no se la sacaron más. O este gol “fuera de contexto” (Varsky dixit), que salvó a un Boca irreconocible, discreto, sin estrellas pero que siempre es Boca y como tal, está obligado a ganar.

Debemos estar ya acostumbrados pero como somos necios y creemos que nos sobra, nos sobranos. Y lo pifiamos.

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Xeneize desde el 2021 -casi el doble de la permanencia de Ñol- y con pasado en Alemania, Portugal, México y Turquía, Luis Advíncula ha recuperado esta noche el brillo que ya tuvo y que se estaba apagando, el grito que ya le vimos, cuando clasificó al Mundial con Perú y su figura era indiscutible, un poco por trajín, un poco por velocidad, y otro poco porque a los estándares a los que ya estaba acostumbrado a jugar Perú, sus competencias por el puesto no llegaban -ni Corzo y mucho más atrás, Lora-.

A los 33 años, este gol le viene perfecto para encarar lo que seguramente será la última Eliminatoria de su carrera. Lo grita Riquelme, sin duda, pero lo festeja como nadie a Reynoso, aún en Europa, que ve cómo uno más de los titulares de su equipo se pone 8 de 10 puntos a solo cinco meses de arrancar el camino para el mundial 2026.

Para ganar lo que viene los necesitamos así. Cueste lo que cueste. Hoy recuperamos a uno.

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