¡Mamita, qué tal fixture!

El mensaje desde la Videna ha sido de tranquilidad. El director deportivo, Juan Carlos Oblitas, rescata que haber mantenido la base de la selección que clasificó a Rusia, y a Ricardo Gareca en el banco, es una ventaja que no debemos despreciar.

Pero basta mirar el fixture de la eliminatoria para Qatar 2022 y es imposible evitar los escalofríos.

El debut será en Asunción, la ciudad donde empezó la resurrección de la blanquirroja camino a un Mundial después de 36 años. La fecha doble se cierra con Brasil en Lima, selección a la que este año hemos enfrentado tres veces, la última con victoria en un amistoso, tras dos derrotas (una de ellas espantosa en la Copa América). La siguiente arranca con Chile en Santiago y cierra con Argentina en Lima. Luego Bolivia en La Paz y Venezuela en casa. El 2020 finaliza con Colombia en el Nacional y Ecuador en Quito.

Aunque la serie es larga (a Uruguay no lo veremos hasta marzo del 2021) y llena de vaivenes, tener tanto rival bravo al inicio abruma. Con razón se ha dicho que las eliminatorias en Sudamérica son las más difíciles del mundo por la paridad que existe entre sus participantes, sobre todo tras el crecimiento de Venezuela, que hace tiempo dejó de ser el rival fácil de otras épocas. Pero el fixture que nos ha tocado en suerte en las primeras fechas casi no da respiro.

Hay, sin embargo, una diferencia fundamental con el inicio de la eliminatoria anterior: la confianza. Tenemos un equipo que, con sus limitaciones, se conoce y sabe a qué juega. Y en el resto del continente nos respetan. Ya saben lo que Perú es capaz de hacer.