Laurent Cavrois
Laurent Cavrois

Pese a que su foco de atención sigue siendo la apertura de la Línea Amarilla, la ambición por crecer de Vinci en el Perú está latente. Laurent Cavrois, gerente general de , subsidiaria del grupo francés en nuestro país, adelanta a Día1 el camino que seguirán en adelante.

A casi a dos años de la llegada de Vinci al país, tras la compra de Lamsac, ¿el balance resulta positivo?
No es tan fácil. Primero, la aventura con esta obra [Línea Amarilla], que fue muy compleja, es muy positiva. Tuvimos un año complicado con los huaicos, pero ya hemos culminado la obra. Vinimos al Perú porque en la región era uno de los tres países más atractivos por estabilidad macroeconómica, pero la complejidad política también nos afectó.

¿Qué ha sido lo más difícil, lo político o lo económico?
Lo político no nos afectó directamente, nos afectó la capacidad del país para generar una lista de proyectos maduros que puedan ponerse en el mercado. Eso sí, la sucesión de ministros de Transportes tampoco ayudó.

En el caso de la Línea Amarilla, hay algunos pendientes y más de un retraso con la entrega. ¿Podemos hablar realmente de un proyecto culminado al 100%?
Técnicamente estamos listos para abrir. De eso no caben dudas, las obras culminaron hace más de un mes. Estamos en proceso de recepción con la Municipalidad de Lima. Se trata de un proyecto de más de S/2.500 millones de inversión.

Pero ustedes han reconocido que falta concluir el viaducto 6.3. ¿Qué ha pasado?
Se trata de un viaducto que permite el reingreso a la vía, pero se paró la obra durante un año por dudas de la municipalidad. Al reanudar, decidimos hacerlo en dos fases y en setiembre, a más tardar, se abrirá [esa parte].

Después de todo lo que ha pasado el proyecto, entre expropiaciones y demoras, ¿la Línea Amarilla será la mejor carta de presentación de Vinci en el país?
Creo que sí. Obviamente nos hacemos responsables de lo que pasó desde que llegamos, y haber culminado el proyecto en un año y un mes, si contamos desde que firmamos [el contrato], realmente es un reto bastante fuerte, sobre todo cuando la última expropiación fue en mayo del 2017. Eso permite demostrar que se puede sacar adelante un proyecto complejo y con muchos problemas cuando hay voluntad del inversionista.

Pero no habrá marcha blanca. ¿Se pagará peaje desde el primer día?
Todo el programa de pruebas ya se hizo y estamos listos para abrir. El contrato dice que, cuando abres, cobras. No lo he definido yo.

El proyecto Vía Expresa Javier Prado–Faucett iba a ser su segunda carta en el país, pero fue rechazado. A tres años del Bicentenario, ¿cómo quedan sus expectativas?
La cancelación de Javier Prado fue una decepción. Pero los proyectos no los definimos nosotros y por eso hay una ligera decepción, por los grandes programas de infraestructura que se demoran. A pesar de los temas políticos, hay un consenso sobre la necesidad de construir una infraestructura moderna y robusta. La necesidad es enorme.

¿El proyecto de Javier Prado ha quedado totalmente cerrado o existe la posibilidad de conversar técnicamente con la Municipalidad de Lima?
Creo que el tema todavía se podría conversar pero, por el momento, no siento voluntad política de volver a poner el proyecto en la mesa.

¿Considera que los escándalos por corrupción jugaron en contra de las concesiones que quedaron truncas, no solo en el caso Javier Prado?
En general, creo que hay una clara distinción entre las necesidades de obras para el país y el problema de actores pasados que se portaron mal. La opinión pública y los líderes del país hacen la diferencia.

Si Chinchero, que era de su interés, termina siendo una obra pública, ¿qué es lo que está mirando Vinci ahora?
Como no hacemos proyecciones, estamos enfocados en abrir Línea Amarilla. Hacer que nuestra primera inversión funcione es nuestra prioridad, porque estaremos aquí por 30 años. Pero también estamos a la espera de nuevos proyectos en términos de APP y concesiones en construcción, infraestructura de transportes y aeropuertos, lo que salga.

De los países que miraban antes de llegar a la región, ¿lo sucedido en el Perú dista mucho de lo vivido en otros mercados?
No tengo una visibilidad muy clara sobre el flujo de proyectos en Chile y Colombia, pero en estos dos países hay quizá una mejor visibilidad que en el Perú sobre los proyectos que van a llegar. Sin embargo, al ser un negocio de muy largo plazo, no vemos con mal ojo que los proyectos se preparen bien, porque tampoco estamos desesperados para que salgan nuevos proyectos.

Cuando llegaron al Perú, esperaban que eso ayudara a que el 40% de las operaciones que tenía Vinci fuera de Europa se incrementará a 50%. ¿Lo lograrán en el tiempo esperado o tomará más tiempo?
El hito va a ser el 2020. Estamos en buen camino, pero todavía no podemos decir más.

Y en el 2020, ¿cómo se ven en el Perú? ¿Con qué proyecto podrían sorprender?
Ojalá que las líneas del metro salgan adelante, por lo menos la línea 3. El nuevo ministro [Edmer] Trujillo habla de muchas carreteras y de autopistas de la red primaria, ojalá haya más proyectos. Chinchero es una esperanza, porque ahora está más clara su orientación hacia obra pública y la concesión para la operación, que igual nos interesa. Es menos interesante hacerlo así, pero si esa es la decisión, nos parece perfecto, aunque nuestra llegada a la licitación va a ser un poco más tardía.

¿Seremos el país que más contribuirá con el crecimiento de Vinci en la región?
Es complicado contestarle, porque hay un riesgo de que se queden retrasados o estancados los proyectos. Por eso, creo que necesitamos un empuje más fuerte para sacar adelante toda la cartera de proyectos de la que se habla hace mucho.

Bajo esa perspectiva, ¿cómo ve el futuro de Vinci en el Perú?
Nosotros comparamos muchas veces nuestros contratos de concesión con los casamientos. Estaremos casados con el Perú por lo menos 30 años y queremos más. Vamos a participar en más proyectos.

¿Están en conversaciones con algún socio local para futuros proyectos?
No, pero es porque no hay nada claro en la mesa.

Para que haya claridad en la mesa, ¿depende más del Gobierno Peruano o del interés de Vinci?
No, básicamente debe existir un proceso de licitación avanzado.

¿El Perú podría ser uno de sus principales puntales en la región?
El Perú fue la inversión más grande del grupo fuera de Europa, fue un movimiento de inversión bastante fuerte y vamos a tratar de aprovechar nuestra presencia para estar más tiempo aquí y desarrollar nuestras actividades.

Tal y como vamos, ¿seguiremos siendo la inversión más grande de Vinci fuera de Europa?
Eso no te lo puedo decir, porque es un negocio de oportunidades y mañana puede surgir algo enorme en otro país. Eso depende de muchos factores.

¿Qué tan importante puede llegar a ser el Perú para la facturación de la matriz?
Sigue siendo chico. Fue una inversión muy relevante, pero al final el ingreso es chico. Si mañana tenemos tres o cuatro Lamsac, cosa que no es imposible, se puede volver más importante, pero también hay muchos competidores y es poco probable que multipliquemos por cinco el tamaño de la empresa aquí.

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