André Carrillo tendría todo listo para marcharse la siguiente temporada al fútbol de Arabia Saudita. El extremo de la selección peruana llegaría a esta liga luego de una buena actuación en Rusia 2018 (Foto: Reuters)
André Carrillo tendría todo listo para marcharse la siguiente temporada al fútbol de Arabia Saudita. El extremo de la selección peruana llegaría a esta liga luego de una buena actuación en Rusia 2018 (Foto: Reuters)
Redacción EC

Aun cuando nuestra digna y reconocible participación fue breve, el , como los que vendrán, seguirá siendo un cúmulo de emociones a medida que se desarrollan las . Alegrías, tristezas y niveles de estrés aumentan como avalanchas en el evento más popular del planeta. Picos de grandeza solo comparables con las arcas de la .

Desde hace mucho es sabido que la institución deportiva es una de las empresas más rentables. La tradicional pasión por el fútbol genera ingresos exorbitantes.

Según la firma especializada Statista, en el último Mundial en nuestro continente, la FIFA sumó a sus cuentas US$741 millones por derechos de transmisión. Un poco menos, pero nada despreciable, fue lo que le redituaron los ‘marketing rights’ de las marcas: US$265 millones.

Y si a ello le sumamos la venta de entradas a los partidos y el ‘merchandising’, los derechos de licencia y los ‘hospitality rights’ durante Brasil 2014; probablemente tendríamos un largo tren de ceros.

Una apetitosa cifra que lleva a reflexionar sobre la interdependencia entre la afición y el empresariado. Sin jugadores es imposible llevar a cabo un partido, concebir un campeonato atractivo. Y, proporcionalmente, sin formas creativas empresariales es poco probable sentir la euforia deportiva en su máximo esplendor.

Es decir, sin la visión de negocio de la FIFA sería inverosímil que vivamos una experiencia de entretenimiento magnificada, rentable y perdurable. Gracias a su perspectiva de ecosistema integrado, plan estratégico, espíritu comercial positivo y afán de ser puntero en la vanguardia continúan los tan queridos mundiales.

Entre las estrategias destacadas de la FIFA –que bien podría adoptar la Federación Peruana de Fútbol (FPF) para seguir potenciándose– se encuentran la destreza con la que gestiona patrocinios, los proyectos para la expansión de segmentos y las acciones de ‘naming’ (proceso para promocionar una marca) dentro de los recintos.

 He categorizado en tres niveles los auspicios, contando así con marcas socias, patrocinadores de la copa y promotoras regionales.

Está conquistando nuevos mercados con actividades que incorporan a más mujeres a la práctica del balompié. Y, conscientes de las tendencias, sigue invirtiendo en tecnología para que los patrocinadores exhiban mejor sus productos y los televidentes palpiten como si estuviesen en un estadio.

Resumiendo, la FIFA se mantiene fiel a generar impactos memorables en los consumidores, especialmente en aquellos que revivimos después de 36 años.

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