El aumento de la oferta y la disminución de la demanda enfriarían los precios del cobre en 2022, después de una vertiginosa subida a máximos históricos este año, pero el papel central del metal en la transición energética mantendrá en alto la confianza.
En la Bolsa de Metales de Londres (LME), el cobre bajaba 0.3% a US$ 9,580 la tonelada. En el año, los precios del metal rojo han subido alrededor de 20%, pero una mayor oferta esperada, así como una caída de la demanda enfriarían los precios en 2022.
A medida que China, el principal consumidor del metal, se recuperaba económicamente y los inventarios bursátiles caían a mínimos de varios años, los precios de referencia en la LME se dispararon a un máximo histórico de US$ 10,747.50 la tonelada en mayo. Desde entonces, los precios han retrocedido a unos US$ 9,600.
Las expectativas de un menor crecimiento de la demanda en China y el aumento de la oferta de operaciones como la mina Quellaveco de Anglo American en Perú probablemente mantendrán los precios bajos el próximo año.
“Las perspectivas a largo plazo para el cobre siguen siendo alcistas, pero el mercado parece estar en pausa el próximo año en comparación con este”, dijo Karen Norton, analista senior de metales básicos de Refinitiv, que espera un modesto superávit de cobre el próximo año.
Otros, como Goldman Sachs, consideran exagerados los temores a la ralentización inmobiliaria en China y afirman que las ganancias derivadas de los vehículos eléctricos, las energías renovables y la inversión en redes eléctricas superan el lastre moderado causado por políticas sobre propiedad y maquinaria.
Según el Grupo Internacional de Estudios del Cobre, la oferta minera aumentaría un 3.9% el próximo año, hasta casi 22 millones de toneladas, y se produciría un excedente de 328,000 toneladas en el mercado refinado.
La oferta minera se complementará con chatarra, que suele representar un tercio de la oferta mundial de metal refinado, lo que mantendrá los precios bajos.
Bank of America espera que la demanda se mantenga firme el próximo año y solo ve un excedente en 2023. Prevé que los precios se sitúen en una media de US$ 9,813 la tonelada el próximo año y de US$ 8,375 la tonelada en 2023.
La demanda de cobre para los esfuerzos de descarbonización se intensificará y JP Morgan pronostica que representará más del 40% del crecimiento de la demanda global el próximo año en el mercado de 25 millones de toneladas.
El cobre es un material utilizado en la revolución verde, que incluye los vehículos eléctricos y estaciones de recarga y fuentes de energía renovables, como la eólica y la solar.
JP Morgan prevé que la demanda total de cobre para la transición energética pase de 1.8 millones de toneladas este año a más de 3 millones de toneladas en 2025.
Sin embargo, las empresas mineras no han invertido en suficiente capacidad de producción de cobre para satisfacer la demanda, según analistas, lo que marcará el comienzo de un periodo de déficit a largo plazo.
“Las mineras no pueden apretar un interruptor de la noche a la mañana y empezar a producir, se necesita tiempo. Tanto los vehículos eléctricos como la energía eólica son bastante intensivos en el uso de cobre”, afirma Jonathan Barnes, analista de Wood Mackenzie.