La distribución de los ingresos desiguales en la región es una herencia de la época de la Colonia, de la cual incluso Chile no ha podido salir. (Photo by CLAUDIO REYES / AFP)
La distribución de los ingresos desiguales en la región es una herencia de la época de la Colonia, de la cual incluso Chile no ha podido salir. (Photo by CLAUDIO REYES / AFP)
/ CLAUDIO REYES
Lucero Chávez Quispe

El viernes 18 de octubre marcó el inicio de una serie de protestas y enfrentamientos en las calles que no ven su fin en . El alza de tarifas en el metro de Santiago habría sido apenas la chispa que prendió un escenario ya crispado en el país también conocido como un ‘oasis’ en la región.

Si bien Chile ha sido el líder de en los ránkings de competitividad e institucionalidad en las últimas décadas, su sostenido crecimiento económico (que se ha cuatriplicado entre el 2002 y el 2018) no ha logrado ser trasladado en toda la población chilena.

De hecho, en el último ránking de competitividad del Foro Económico Mundial (WEF), Chile ocupó el puesto 33 de 141 países -y lideró la región una vez más-, dada su apertura a los mercados y estabilidad macroeconómica.

Desigualdad de ingresos

En las últimas dos décadas, el país integrante de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos () ha sido “un ejemplo de combinación exitosa entre la estabilidad macroeconómica y un mercado abierto al mundo”; sin embargo, si uno revisa otros indicadores como la distribución de ingresos, “probablemente se trate de las más desiguales de América Latina” explica Carlos Parodi, jefe del Departamento de Economía de la Universidad del Pacífico.

“Como Chile ha crecido mucho en los últimos 25 años, ha bajado mucho la [tasa de] pobreza y también ha aumentado mucho los ingresos familiares y salarios reales. Lo que no ha podido hacer es mejorar la distribución del ingreso. Este fenómeno aplica para toda América Latina, que es muy desigual en ingresos”, agregó Elmer Cuba, economista y socio de Macroconsult.

De acuerdo a cifras del Banco Mundial (BM), el PBI per cápita de Chile (que mide el nivel de renta de un país en función a la cantidad de personas) sumó US$15.130 en el 2018. Esta cifra se ha logrado casi duplicar en 18 años (era de US$9.419 en el 2000). Además, supera ampliamente el PBI per cápita de la región.

Estas auspiciosas cifras, sin embargo, no se condicen con el coeficiente Gini del BM, que mide las diferencias en el reparto de la riqueza. Chile tiene 47,7 puntos, en donde 0 significa equidad perfecta y 100, desigualdad; y supera a países como Bolivia, Perú, México y Argentina.

“En general en América Latina, la distribución de ingresos y oportunidades es de las más desiguales de planeta; entonces siempre será un caldo de cultivo para estas manifestaciones extremistas que reflejan un malestar de la sociedad”, añadió Parodi. De hecho, la distribución de los ingresos desiguales en la región es una herencia de la época de la Colonia, de la cual incluso Chile no ha podido salir.

¿En qué falló?

De acuerdo a Cuba, dado al acelerado crecimiento de Chile, la población requiere de mayores beneficios. Estos, sin embargo, no han sido gestionados por el gobierno debido a que no ha habido una subida de impuestos con las que el Estado pueda financiar los mayores gastos sociales.

“Lo que ha fallado en Chile es que el Estado no ha sabido cobrar más impuestos para dar más beneficios a la población. Lo que ha pasado es que hay una demanda social por un nuevo tamaño de estado. Como han crecido un montón, y tienen unos de los PBI per cápita mas altos de la región, la gente pide más bienestar así como en Europa, pero en menor medida”, apuntó el socio de Macroconsult.

“Alguien que salga más temprano y toma el metro a las 7 de la mañana tiene la posibilidad de una tarifa más baja que la de otros. Se ha abierto espacio para que quien madrugue sea ayudado con una tarifa más baja”


Juan Andrés Fontaine, ministro de Economía de Chile

En tanto, una de las fallas que resalta Parodi es que si bien en Chile se ha consolidado el libre mercado; esta no ha venido acompañada de una funcionalidad integral del Estado.

“En Perú -aunque suena paradójico- aquella persona que se queda sin empleo o tiene dificultes va al sector informal y hace taxi. Pero en Chile esto no ocurre, porque institucionalmente es más sólido. El problema de Chile pasa por hacer políticas sociales progresivas que efectivamente lleguen a toda la población. Este ha sido no solo un problema del gobierno actual, sino también del gobierno de Bachelet”, añadió el catedrático.

No obstante recalca que los pedidos que hacen los chilenos, son muy diferentes a los que se hacen, por ejemplo, en el Perú, dado que “un pobre en Chile logra satisfacer sus necesidades básicas, pero en Perú probablemente no”. Asimismo, dado el solo hecho de que el marco institucional es más estable en Chile, el grado de informalidad es muy bajo (cerca del 30% de la fuerza laboral), cuando en el Perú este indicador llega al 70%.

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