La pandemia del coronavirus pone bajo estrés a nuestro sistema de salud y a nuestra economía. Para evitar tener que lamentar miles de muertes se necesita aplanar la curva de casos confirmados porque una fracción de ellos -se estima un 5 por ciento- tendrán complicaciones y requerirán usar ventiladores y camas de unidades de cuidados intensivos (UCI).
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Esta realidad de nuestro sistema sanitario ha obligado a tomar la drástica decisión de ordenar una cuarentena total a nivel nacional. Esta dura medida es necesaria por la forma y velocidad con la que se transmite este virus. Si no se limita el contacto entre personas, en pocos días podríamos estar hablando de cientos de miles de infectados. Hagan el ejercicio de duplicar cada día que pasa los casos confirmados. Empiecen 1x2=2, 2x2=4, y así sucesivamente. El día 20 tendrán más de medio millón de casos. Si 5 por ciento presentará complicaciones, claramente estamos muy por encima de las 250 camas de UCI.
Necesitamos alejar el virus de la población más vulnerable, nuestros adultos mayores, así que seamos responsables y acatemos -pensando en ellos- este periodo de restricción. Mientras más pronto controlemos los contagios, menos muertes tendremos que lamentar y más pronto podremos restablecer el normal funcionamiento de la economía.
Para lograr que la gente se quede confinada en sus viviendas es muy importante avanzar con dos tareas: (1) reemplazar mientras dure esta restricción de actividades -aunque sea parcialmente- los ingresos de la población de menores recursos que normalmente vive de lo que gana diariamente; (2) entregar rápidamente los resultados de las pruebas de diagnóstico.
Lamentablemente, nuestra política social tiene limitaciones para adaptarse rápidamente. El anuncio del gobierno de dar una bonificación de S/ 380 a quienes están en condición de pobres y pobres extremos no será perfecta, pero es mucho mejor hacer algo que no hacer nada pensando en una fórmula perfecta que no llegará. Nuestra capacidad de dar beneficios temporales a poblaciones en riesgo no es perfecta. La identificación puede tener fallas y en esa población existe un acceso limitado al sistema financiero. Eso hace que la tarea sea más compleja -pero no imposible.
La segunda tarea es crítica porque la gente potencialmente infectada por el virus no puede estar esperando indefinidamente por el resultado de las pruebas de diagnóstico. Desde el sector privado estamos trabajando junto con el Instituto Nacional de Salud (INS) para lo más pronto posible ampliar la capacidad de procesamiento de esos diagnósticos. Esperamos poder tener noticias muy pronto.
La otra tarea no menor en esta emergencia es aplanar la otra curva, la del impacto económico. Para ello, es imprescindible que esta restricción sea lo más corta posible. Lo crítico para la mayoría de las empresas será la gestión de su liquidez. Las prioridades de las autoridades son las correctas, primero la salud de las personas, luego la de la economía. Tenemos fortalezas fiscales y monetarias para soportar el golpe. Hagamos cada uno nuestra parte. Salir de esta emergencia rápido depende de todos nosotros. ¡Sí se puede Perú!