Cuatro tendencias mundiales de los posgrados para ejecutivos
Cuatro tendencias mundiales de los posgrados para ejecutivos
Redacción EC

Por , presidente de LHH DBM Perú y Chile

Suena extraño, ¿cierto? Y es que si bien la generosidad es quizá una de las virtudes más valiosas que podamos tener, es quizá también una de las virtudes menos valoradas o celebradas en el mundo del trabajo.

La generosidad refleja nuestra nobleza, la esencia de nuestra naturaleza y calidad humana. La generosidad –o la falta de ella– expresa también nuestro nivel de evolución espiritual y, sobre todo, la fuerza de nuestro carácter. ¿Quizá por eso las personas débiles, inseguras o envidiosas rara vez son generosas? 

Pero es importante notar que la generosidad es también una opción, una decisión y una actitud que se logra y se desarrolla con la práctica. La generosidad pasa por pensar siempre en el otro y, sobre todo, por el respeto con el que tratamos a los demás, en toda circunstancia. 

El trabajo nos brinda muchas oportunidades para actuar con generosidad. Ser generoso pasa, por ejemplo, en dar mucho reconocimiento oportuno y frecuente a nuestros colaboradores, sin las excusas típicas de “no se lo doy más para que no se sobre o me pida aumento”.

Por darles la aceptación y la aprobación que tanto necesitamos todos para florecer y sentirnos valorados y apreciados. Por ayudarlos a soñar y a atreverse a tener éxito en sus propios términos. Y por apoyarlos a ver las posibilidades y oportunidades que quizá ellos nunca han visualizado por sí mismos, incluyendo por qué no, ayudarlos a encontrar el propósito en sus vidas.

También, con darles retroalimentación constructiva –no siempre solo críticas– para ayudarlos a desarrollar su talento, mejorar sus perfiles y elevar su empleabilidad. Ser generosos pasa también por ayudar a nuestros jefes a ser mejores líderes, comprendiendo que pocos nacen sabiendo liderar.

La generosidad ayuda a reconocer plenamente los méritos ajenos, a compartir los éxitos, los logros, las ideas, los conocimientos, incluso los amigos y los contactos. También a darle a nuestros colaboradores el espacio, el tiempo y la atención total que necesitan para sentirse escuchados y valorados.

¡Eso los inspira y energiza! Ser generoso es también actuar como mentores con los más jóvenes o los más nuevos, ayudándolos a adaptarse y a crecer, estimulando también su ambición y su curiosidad. 

La generosidad con los clientes y con los proveedores se expresa a través del respeto y la consideración con que los tratamos en toda circunstancia, cumpliendo siempre nuestros compromisos con ellos, a tiempo y con calidad. 

¿Paga ser generoso? Sí, la generosidad impacta muy positivamente todo lo que toca a su alrededor. Pero la mejor recompensa creo que es la satisfacción personal que nos produce en aportar a la calidad de vida de los demás. En el trabajo, la generosidad paga con creces además en indicadores de gestión y resultados de negocio: impacta directamente en la satisfacción, el desarrollo y la retención de los talentos, la eficiencia y la productividad general, pero sobre todo en la felicidad y el compromiso de nuestros colaboradores. ¡Fortalecer nuestra generosidad ciertamente nos trae alegrías en todos los ámbitos de nuestras vidas!