(Foto: Archivo El Comercio)
(Foto: Archivo El Comercio)

Imaginemos que el director ejecutivo de la Autoridad de la Reconstrucción con Cambios, Pablo de la Flor, tiene una gestión espectacular. ¿Qué es lo que usted ve en esa foto? Carreteras en perfecto estado, colegios relucientes, centros de salud operativos, no más gente viviendo en carpas sino en modernos módulos, y un largo etcétera.

Pero ¿qué sucederá si son otras las quebradas que se activan en la próxima emergencia? ¿Qué haremos si el siguiente evento extremo de la naturaleza no es un huaico sino un sismo de gran magnitud? Los más de S/20 mil millones de soles que se gastarán no ayudarán en ninguno de estos escenarios.

El gran problema, como señalan Clarke y Dercon en un reciente libro sobre cómo gestionar desastres, es que a los políticos les encanta el alivio, pero no la prevención. Les encanta salir en la foto rescatando personas y llevando ayuda al damnificado. Eso es absolutamente ineficiente, caro e inadecuado.

Necesitamos políticos que no vean las colectas pro damnificados y demás mecanismos posdesastre como las mejores soluciones financieras. El financiamiento y el diseño de la solución de la emergencia, la rehabilitación y la reconstrucción deben estar claramente establecidos antes y no después de la emergencia.

Un evento natural extremo puede tener consecuencias sobre la población y lo óptimo es tener un plan previamente financiado para que la respuesta llegue sin incertidumbre y de manera oportuna. Hoy, los damnificados de El Niño costero no saben cuándo saldrán de las carpas donde viven precariamente y los niños cuyas escuelas fueron dañadas no saben cuándo regresarán a clases en sus planteles. Inclusive, como se ha revelado en este mismo Diario, los módulos instalados por el Ministerio de Vivienda llevan dos meses sin ser ocupados.

Pero los incentivos están en contra de invertir en protección y totalmente a favor de gastar en alivio. Los políticos salen reelegidos con mayor probabilidad si gastaron mucho luego de un desastre. Asimismo, las personas afectadas que fueron beneficiadas con el alivio prefieren que alguien más se haga cargo de los gastos de reconstrucción.

Imaginemos ahora por un momento que no tenemos los S/20 mil millones de soles que se estima se necesitarán para la reconstrucción. Supongamos que solo tenemos disponible la mitad de este presupuesto. ¿Es claro qué es lo prioritario y qué no lo es? Es fundamental preparar este y otros temas de manera anticipada.

Ojalá podamos convencer a nuestros políticos y a nuestro gobierno a que los preferimos ver construyendo y financiando un plan de prevención que tomándose ‘selfies’ con los damnificados. Recordemos que la foto de hoy de los damnificados de El Niño costero es clara. Las familias siguen viviendo en carpas, sus vidas siguen en emergencia, la enorme solidaridad de hace unos meses no fue suficiente. Ojalá que uno de los cambios de esta reconstrucción sea poner en marcha un mecanismo mucho más eficaz para la respuesta de las futuras emergencias.

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