“La gentrificación”, por Angus Laurie
“La gentrificación”, por Angus Laurie
María Rosa Villalobos

El cambio de condiciones en un barrio que atrae inversiones y mejora la calidad de vida es llamado “gentrificación”. “ es a Lima lo que Brooklyn es a Nueva York o Palermo a Buenos Aires: un distrito que se viene ‘gentrificando’ hace varios años”, explica Nicolás Rodríguez, gerente general de la inmobiliaria Morada. 
En los últimos años se ha visto un ‘boom’ de entre el malecón y la Vía Expresa o la avenida Bolognesi. Los hay pequeños y enfocados en el diseño, también de precio y tamaño medianos, y algunos edificios de gran envergadura, como los de Edifica, Besco e Imagina. 

“Es fundamental que la normativa permita esta variedad de unidades, tanto en tipología como en área, para evitar lo que ocurre en distritos como San Isidro, donde un departamento de 1 dormitorio debe tener por lo menos 100 m2, lo que lo hace inexequible para jóvenes que crecieron en el distrito, obligándolos a migrar”, sostiene Gonzalo Zegarra León, socio de Vicca Verde.

Además, muchos negocios independientes han encontrado en Barranco un espacio para desarrollarse. “Hay más personas viviendo en Barranco, también muchas oficinas se han mudado a la zona, principalmente agencias de publicidad”, explica José Luis Daly, dueño del restaurante Wingman. “Los vecinos visitan, prueban, recomiendan e impulsan los pequeños negocios”, añade Thalía Talavera, socia del restaurante Síbaris.

A ello se suma que, según Daly, Barranco es un distrito más amigable que otros para tramitar licencias de funcionamiento. “Otras municipalidades suelen meter todos los locales bajo una categoría, cuando los conceptos y fines de los mismos pueden no ser iguales”, detalla. 

Nicolás Palma, socio de la heladería artesanal Blu, afirma que la apuesta comercial barranquina debería seguir apuntando a los negocios pequeños. “Miraflores tiene centros comerciales y está a un paso de Barranco, así que no hay necesidad de construir uno”, asegura

—Desafíos—
La mezcla de lo tradicional y lo moderno es parte de la esencia barranquina, pero también es un reto. “Yo soy barranquino de tercera generación y tengo sentimientos encontrados con la velocidad del desarrollo del distrito”, dice Rodríguez. “Un buen balance requiere arquitectura y planificación urbana de alto nivel, y ambos son escasos”, añade. 

Otro desafío es la percepción de inseguridad que ronda al distrito. Sin embargo, el dinamismo descrito está mejorando la situación. “Hay zonas que antes eran peligrosas y vienen desarrollándose positivamente”, dice Zegarra León. Pone como ejemplo el barrio La Viñita o ‘Torrepa’, entre la avenida Grau y la Vía Expresa, donde la presencia de la UTEC, el MAC y de varios proyectos privados –incluidos dos de Vicca Verde– han devuelto la vitalidad y la seguridad a la zona. 

Un tercer reto es mejorar los servicios municipales. “El mayor problema que tiene el distrito es que es muy pequeño y no recauda los impuestos suficientes”, asegura Thait Chang-Say, director de Armando Paredes. “Esto podría cambiar si Barranco recibiera apoyo central al considerarse una zona de interés cultural para toda la ciudad”, agrega.

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