En los últimos diez años (2009-2018), la actividad minera registró una recaudación promedio superior al 19% por concepto de Impuesto a la Renta (IR), lo cual representa S/25,6 millones para el Estado Peruano .
No obstante, en los últimos años (del 2012 al 2016) esta ha caído varios puntos porcentuales, al pasar de 25,5% a 8,4%, lo que se traduce en menores ingresos para el fisco nacional.
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La actividad extractiva se ha caracterizado siempre por tener una naturaleza volátil, en mayor medida por la coyuntura internacional, de la que depende fuertemente y la que, a su vez, determina el nivel de los precios en los commodities.
“Son dos los factores que principalmente afectan los ingresos tributarios del sector minero: la contracción en el nivel de precios y la depreciación de las inversiones de los proyectos que se realizaron en años anteriores”, sostiene Pablo de la Flor, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).
La volatilidad no vendría solo de un contexto externo poco favorable, sino también de la coyuntura nacional que determina la producción del país.
“Todos los sectores extractivos son volátiles, pero en la minería el contexto internacional la golpea muy fuerte, a lo que se suman los conflictos sociales del país. Esto afecta la producción y se incumplen los contratos pactados”, señala Carlos Casas, decano de la Facultad de Economía y Finanzas de la Universidad del Pacífico (UP).
El banco mundial ha anunciado ya una desaceleración del crecimiento global en los próximos dos años y, por ende, el de China, el principal comprador de cobre peruano. La paralización de los proyectos mineros se traduce en una menor recaudación para el país, y Tía María es un ejemplo de ello.
Una regla clara de las actividades extractivas es que los ingresos altos en un período no van a durar para siempre y se deben establecer medidas preventivas para sobrellevar las caídas causadas por factores externos que el país no puede controlar y que lo afectan drásticamente.
RELACIÓN Y EXPECTATIVAS
En los últimos meses, el deterioro del crecimiento económico, según el INEI, se debió al debilitamiento de los sectores extractivos como la minería o la pesca, lo que confirma la correlación positiva entre el crecimiento económico y las actividades extractivas.
El PBI minero representó en promedio 13% del PBI global en los últimos diez años, unos puntos por encima del de comercio (11%) y ampliamente superado por el de servicios (40%).
Ante este panorama, se deben establecer mecanismos para amortiguar los efectos de un debilitamiento del sector.
“La minería genera empleo o ventas a la manufactura, al comercio o a construcción, de alguna forma los alimenta y genera un mayor dinamismo en otros sectores”, afirma Casas.
El crecimiento de la industria minera no solo contribuye a un mayor desarrollo de otros sectores relacionados, sino también mejora las expectativas de inversión.Además, aumenta la confianza, y con ella el gasto de la población, lo que recupera el dinamismo de la demanda interna.
Para Casas, la percepción de apoyo a la inversión privada genera confianza en los ciudadanos y, a su vez, un aumento en las expectativas empresariales que favorecen la actividad productiva del país.
EL REMEDIO
Debido a la relación directa que tiene el crecimiento económico con las actividades extractivas, se deben establecer mecanismos que permitan amortiguar los efectos de un debilitamiento en la actividad primaria.
En opinión de De la Flor, se debe reducir la carga impositiva que tiene la minería con el fin de atraer más inversión al país y, con ello, más ingresos tributarios para el Estado.
“Hay que tener mucho cuidado con el manejo del tema tributario, evitando las cargas excesivas que restan incentivos a las inversiones en un momento en que necesitamos mayor inversión”, señala.
Por el contrario, para Casas, sería la volatilidad de la actividad la que se debería controlar para predecir mejor la recaudación del sector.
“Se debe establecer un mecanismo que permita reducir la volatilidad de este tipo de actividad. El ciclo del gasto está asociado al de los ingresos y debemos cambiar eso o al menos tratar de manejarlo”, dice.
La producción minera registra once meses de caída, y en mayo descendió 0,23%, mientras tanto,continúa además el deterioro de todas las actividades extractivas.