"Si hay algo que no quedó nunca claro es la verdadera palabra de Castillo". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Si hay algo que no quedó nunca claro es la verdadera palabra de Castillo". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Alek Brcic Bello

El lunes pasado, el rozó los cuatro soles por primera vez en su historia. Luego de apreciarse 2,42% ese día, cerró la jornada en S/3,938 tras alcanzar un máximo de S/3,985 horas antes. Se trata de la mayor subida en una sola fecha desde el 2008. La cifra se hace más grave cuando apenas dos meses atrás la misma moneda se cotizaba treinta centavos por debajo de ese precio.

La Bolsa de Valores, por su parte, también cerró ese lunes con todos sus indicadores en rojo. El índice principal retrocedió 7,74% y fue tan fuerte la caída que incluso se suspendieron temporalmente las operaciones esa mañana.

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¿Y por qué pasó esto? Porque los primeros resultados de la segunda vuelta mostraban una victoria de . Así que individuos y mercados reaccionaron con temor hacia quien se presentó durante toda la campaña como una amenaza al modelo y la estabilidad económica.

No es que este miedo haya surgido de forma espontánea como respuesta poselectoral. Ha estado presente las últimas semanas. Tanto es así que solo entre abril y junio el valor de las empresas en la bolsa limeña cayó US$23.400 millones y el sol retrocedió más de 7% con respecto al dólar.

Un par de días más tarde, sin embargo, las cosas empezaron a cambiar ligeramente. El miércoles el dólar registró una caída de 1,94% y volvió a valores de S/3,85 (aunque todavía bastante altos, sí muestran cierta mejora). Además, el jueves la bolsa cerró al alza e incluso sectores como el minero, que fue uno de los más atacados por Castillo durante la campaña, mostraron un desempeño positivo.

¿Y ahí qué pasó? Pues, que los mercados volvieron a reaccionar. Pese a no tener resultados definitivos, por un lado fue bien recibido por algunos que Castillo afirmara que sería respetuoso de la democracia y de la Constitución actual, dando señales que no había mostrado en la campaña.

A eso se sumó el mensaje que se ha esforzado en transmitir el economista . Durante la última semana, el integrante del equipo técnico de Perú Libre se paseó por varios medios asegurando que un eventual gobierno de Castillo tendría un gasto fiscal prudente, sería respetuoso de la economía de mercado y también de la propiedad privada.

El problema, por supuesto, es que una golondrina no hace un verano y habría que ver qué tanto dura la luna de miel entre Francke y Castillo. Porque por más tranquilidad que intente transmitir el economista vinculado a Juntos por el Perú, esta es una amistad que se inició hace apenas dos meses y no parece tener cimientos sólidos.

Prueba de ello es que el pronunciamiento publicado el lunes pasado asegurando un manejo responsable de la economía y la autonomía del Banco Central en un eventual gobierno de Perú Libre solo se vio en las redes sociales del mismo Francke. No fue compartido por Castillo ni mucho menos por la agrupación política.

Todo eso se complica cuando vemos que, mientras Francke sale a intentar calmar a los mercados y Castillo guarda un silencio sepulcral sobre estos temas, Vladimir Cerrón, el verdadero dueño del partido por el que postuló el profesor, le recuerda al mundo vía Twitter que los invitados “no son conscientes del espacio que ocupan” en un eventual gobierno de .

Con eso, si hay algo que no quedó nunca claro es la verdadera palabra de Castillo (que además él mismo se encargó de contradecir durante toda la campaña). Y esa es una que tiene que dar a conocer con urgencia si lo que quiere es generar algo de confianza.

Si no se le ocurre cómo, una primera manera sería adelantando los nombres de aquellos que ocuparían puestos clave en un eventual gobierno suyo. Y otra, por supuesto, sería respondiéndole a Cerrón y compartiendo el comunicado de Francke.

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