Tecnología
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Redacción EC

Entre las curiosidades que leo (o veo) aprovechando las posibilidades que ofrece hoy la están los discursos de graduación de las principales universidades de Estados Unidos. Son conocidos como ‘commencement speeches’, porque son dirigidos a los que comienzan una nueva etapa en sus vidas.

Estos discursos son dados por celebridades de la política, los negocios, el arte o el deporte. En años recientes, muchos de los invitados han estado relacionados con la tecnología, como Steve Jobs, Bill Gates, Larry Ellison o Mark Zuckerberg. Curiosamente estos cuatro genios de la tecnología y de los negocios jamás se graduaron de la universidad, ya que dejaron sus estudios... ¡para iniciar sus respectivos negocios!

Entre los principales invitados de este año estuvieron justamente Zuckerberg, en Harvard, y Tim Cook, el reemplazante de Steve Jobs como CEO de Apple, en MIT. Ambos discursos fueron inspiradores y muy emotivos, con mensajes muy parecidos.

El de Zuckerberg, dirigido a sus compañeros de generación, los millennials, tuvo como idea central que todo emprendimiento tiene que tener un sentido de propósito superior y que este debe ser finalmente para el bien de la humanidad. También les recomendó nunca rendirse, siempre persistir y nunca subestimarse.

Por su parte, Tim Cook habló de la tecnología y de su poderoso futuro, pero hizo mucho énfasis en el mismo tema que Zuckerberg. Dijo que toda esta tecnología no servirá para nada positivo si no tiene como objetivo central servir a la humanidad. Comentó que Steve Jobs, quien sabía que la tecnología cambiaría al mundo, implantó eso como el propósito central de Apple, como su visión.

En Apple tenían muy claro, desde sus inicios, que la tecnología ayudaría a la humanidad en temas claves como la salud, el clima y la educación, pero que ella por sí sola no sería la solución y que incluso podría convertirse en problema si no era bien manejada. En cuanto a la inteligencia artificial, dijo que no le preocupaba que las computadoras piensen como humanos, sino más bien que los humanos piensen como computadoras, dejando de lado los valores y sin fijarse en las consecuencias. Con ironía, dijo que la tecnología, que se supone es para conectarnos, muchas veces nos divide y que las redes sociales nos pueden convertir en antisociales.

Hacia el final de su discurso, Cook comentó que la reunión más interesante que ha tenido en su vida fue con el papa Francisco. Contó que le asombró el buen conocimiento que tenía sobre los avances tecnológicos. Sin embargo, el Papa le confesó que había meditado mucho sobre el tema y que tenía una gran preocupación sobre el uso que se le podría dar, si no se hacía sabiamente.

Concluyó que la tecnología por sí sola no es la solución; es la tecnología casada con las humanidades y el arte. Cuando uno pone a las personas en el centro de lo que hace, tiene un enorme impacto y dio como ejemplos el iPhone, que ayuda a un atleta ciego a participar en una maratón; el Apple Watch, que captura una condición cardíaca, antes de que se convierta en un infarto; o el iPad, que ayuda a un niño autista a comunicarse con su mundo. No hay que medir el impacto que conseguimos en la humanidad en términos de cuantos ‘likes’ logramos, sino de las vidas que hemos logrado tocar.

Finalmente, Cook arengó y comprometió a los recién graduados a que sean ellos y su generación los que lideren esta misión.

Dos genios y propulsores de la tecnología, que tienen muy claro el gran riesgo que corre la humanidad si no se la tiene como propósito central para todos los nuevos desarrollos tecnológicos.

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