Lo que empezó hace 20 años como otro buscador de datos en internet ha propulsado la mayor revolución tecnológica y social de nuestra era. ¿Llegará Google a infiltrarse en todos los ámbitos de nuestras vidas?
Lo que empezó hace 20 años como otro buscador de datos en internet ha propulsado la mayor revolución tecnológica y social de nuestra era. ¿Llegará Google a infiltrarse en todos los ámbitos de nuestras vidas?
Jorge Paredes Laos

El mundo contemporáneo no cambió tanto con la caída del Muro de Berlín en 1989, ni siquiera tras el atentado contra las Torres Gemelas el 2001 como lo hizo cuando dos muchachos de Stanford crearon Google.

Estas seis letras en azul, rojo, amarillo y verde aparecieron un día de setiembre de 1998 para revolucionarlo todo, a tal punto que hoy Google es mucho más que el buscador más famoso del mundo: se ha convertido en un gigante tecnológico que ha dado vida a toda una constelación de empresas que abarcan casi cualquier campo imaginable. La compañía, que según la leyenda nació en un garaje de Menlo Park, en California, se ocupa hoy desde las cosas domésticas hasta las finanzas, y desarrolla proyectos en campos tan diversos como educación, comunicaciones, inteligencia artificial, robótica, física cuántica, biotecnología y medicina. En esta última rama, ha emprendido investigaciones tan fabulosas que persiguen la erradicación definitiva del cáncer y del Alzheimer, y algo tan —aparentemente— utópico como la prolongación de la vida.

Como dijo la revista Time, a los genios de los algoritmos ahora les interesa ‘curar la muerte’. Y eso es verdad si nos atenemos a los estudios genéticos desarrollados por Calico, una de sus empresas anexas, con sede en San Francisco, cuyos hallazgos parecen uno de los secretos mejor guardados de la corporación. Su presidenta, la genetista Cynthia Kenyon, declaró recientemente a BBC Mundo y reveló que se están gastando miles de millones de dólares para luchar contra uno de los miedos más grandes del mundo contemporáneo: el envejecimiento. Ella no es nueva en estos intentos, pues logró reconocimiento por sus estudios con unos gusanitos trasparentes, de no más de un milímetro, conocidos como C. elegans, y que no viven más de dos semanas. Lo sorprendente es que Kenyon logró encontrar el gen que provocaba el deterioro de sus células y, al alterarlo, consiguió que estos minúsculos seres vivieran el doble. ¿Será posible hacer esto con humanos? Ella cree que existe una especie de termostato —por decirlo en términos sencillos— en el cuerpo que provoca su deterioro y final. “Todo el mundo sabe que cada año que pasa en la vida de una persona son como siete en la de un perro. El tipo de cambio del que estamos hablando aquí es cómo cambiar a un perro para que envejezca al ritmo de un humano”, le contó a la citada revista.

Los fundadores de Google, los ahora archiconocidos y multimillonarios Larry Page y Sergey Brin, han tratado de quitarle misterio al asunto y han dicho que, en el fondo, solo están tratando de hacer lo mismo que se propusieron 20 años atrás. Es decir, ordenar la información del mundo y poner la tecnología al servicio de la humanidad.

Project Loon es uno de los proyectos más ambiciosos de Google de cara a las próximas décadas. Su objetivo es llevar Internet a lugares remotos. [Foto: Google X]
Project Loon es uno de los proyectos más ambiciosos de Google de cara a las próximas décadas. Su objetivo es llevar Internet a lugares remotos. [Foto: Google X]

Daniel Falcón, profesor de la Universidad del Pacífico y director de Neo, una consultora de innovación digital, dice que “Google ha entrado a trabajar ya en proyectos de disrupción global”. Se refiere a que sus investigaciones y artefactos son tan revolucionarios que están destinados a alterar la realidad. “A través de Calico están buscando que no exista la muerte —comenta—, o que, en algún momento, el cerebro pueda ser transferido a otro dispositivo para que el conocimiento no desaparezca con el fin de la vida”.

En un famoso ensayo escrito por Isaac Asimov hace 40 años, el futurista vaticinaba que el mañana sería de los technochildren. Hoy esos niños no solo han crecido, sino que con sus sofisticados juguetes están tratando de hacer posible lo imposible.

                                     —Salto cuántico—
El salto hacia el futuro se inició el 2015. Ese año Page y Brin decidieron crear una empresa paraguas llamada Alphabet Inc., de la cual Google ahora es subsidiaria. Lo que hace esta madre nodriza es desarrollar una serie de proyectos de vanguardia basados en, si los englobamos en una sigla, I. A. (A. I., en inglés), pues todos los esfuerzos están centrados en desarrollar la inteligencia artificial. La verdad es que más allá del buscador que todos conocemos, con sus aparatos tecnológicos, sus smartphones, aplicaciones y servicios, como YouTube, Gmail, Android, Maps, Search, Cloud, Waze, Analytics o Chrome, existe un lado menos visible de la compañía que ha sido bautizado como Google X.

“La nueva misión de Google es ‘A. I. First’, lo que significa que todos sus productos están basados en un sistema que combina inteligencia humana y artificial. Esta combinación les permite lograr mejores resultados que se basan en la experiencia adquirida y en complejos sistemas capaces de procesar grandes rangos de información”, dice José-Carlos Mariátegui, director de Alta Tecnología Andina y teórico en nuevos medios. “Google ha construido una red de 16.000 procesadores —agrega— que le permite analizar, por ejemplo, diez millones de imágenes de YouTube, o crear sistemas de reconocimiento facial que evolucionarán todavía más en los próximos años”.

Aquí no se trata ya solo de innovar, sino de desarrollar —como dicen los creadores de Google X— “soluciones tipo ciencia ficción”. Muchos de estos inventos están todavía en el laboratorio, pero otros ya se encuentran en fase de prueba y algunos incluso empiezan a ser útiles, como sucedió el 2017, en nuestro país, cuando Google, en asociación con Telefónica, puso en marcha su Project Loon para llevar internet a los lugares afectados por El Niño costero. Este proyecto busca llevar la red a zonas remotas o de difícil acceso mediante el uso de globos lanzados a la estratósfera. La revista Wired reportó que esta especie de wifi espacial se desplegó con éxito en julio pasado en el norte de Nevada.

El vehículo autónomo en el cuartel general de Google en Mountain View, California. [Foto: AFP]
El vehículo autónomo en el cuartel general de Google en Mountain View, California. [Foto: AFP]

Otra de las grandes inversiones de Alphabet está enfocada en poner en marcha el vehículo autónomo, un auto robótico que se maneja solo, cuyo modelo, desarrollado ahora por Waymo —otra subsidiaria— ya circula en etapa de prueba por las autopistas de Estados Unidos. Su éxito ha sido relativo, pues, más allá de los avances logrados, lo que ha llamado más la atención de la prensa han sido los accidentes en los que el vehículo ha estado involucrado. Obviamente, todo esto no detiene a los ingenieros y científicos de Waymo, más aún si tenemos en cuenta que Uber, Tesla y Apple también están desarrollando proyectos similares.

Pero Google no solo está conquistando las pistas con Waze y sus vehículos inteligentes, sino que uno de sus grandes sueños es convertir los hogares del mundo en ‘inteligentes’. Para eso está Google Home y Nest Labs, una compañía comprada hace cuatro años a dos antiguos ingenieros de Apple. En estos laboratorios se desarrollan y comercializan dispositivos que automatizan una casa. De esta manera, los hogares comienzan a tener aparatos que regulan la temperatura ideal o controlan el uso de la energía. No está de más decir que todo esto tiene que ver con el internet de las cosas.

Obviamente, todas estas iniciativas no serían posibles si no hubiera dinero, y este gigante tecnológico no solo lo tiene de sobra, sino que lo multiplica a través de Google Ventures, su gran brazo financiero. “Google ha creado todo un ecosistema —añade Falcón— con el que está cambiando los negocios, el mundo, y la forma en que van a ser nuestras vidas en el futuro”.

                                 —Consumo cuidado—
“Somos una empresa de tecnología que tiene al usuario en el centro y, por más que muchas de nuestras iniciativas puedan parecer alejadas de la idea primera del buscador, todas están íntimamente relacionadas”, dice Matías Fuentes, gerente de Comunicaciones de Productos de Google para Argentina y Perú. “Cuando comenzamos, hace 20 años —explica por teléfono desde Buenos Aires—, lo hicimos organizando toda la información que estaba en internet, y, si piensas en lo que hoy estamos haciendo, a través de nuevas técnicas, es lo mismo: incorporar los datos existentes para brindar algo nuevo a nuestros usuarios, para facilitarles la vida, para entretenerlos, para educarlos y ayudarlos. Cuando uno piensa, por ejemplo, en el auto inteligente, que ahora es de Waymo, pero nació como un proyecto de Google, lo que se está haciendo básicamente es tomar la información existente en el mundo real, las reglas del tráfico, el tránsito, los mapas de calles y muchísimas otras variables más, a las que se les aplica la tecnología para hacer un producto útil”.

Según Fuentes todos los pasos que ha dado la compañía siempre han sido en función de sus consumidores. En su opinión, la incursión de Google en la inteligencia artificial ha sido para “poder dar respuestas a las grandes preguntas que tiene la humanidad”.

“Para eso tenemos toda un área de investigación y desarrollo, donde también compartimos ese conocimiento. El ejemplo más claro es TensorFlow, una biblioteca de códigos de inteligencia artificial y aprendizaje abierta, que hoy puede ser utilizada por científicos y personas en todo el mundo para dar solución a sus problemas reales, desde campesinos en Japón que buscan potenciar sus cosechas de pepinos, hasta equipos médicos que esperan mejores diagnósticos contra el cáncer”.

En la compañía de Mountain View tienen siete principios sobre la inteligencia artificial que, en líneas generales, señalan estos deberes: siempre buscar un beneficio social, evitar su impacto injusto, ser seguras, ser controladas por humanos y no al revés, respetar la privacidad, aspirar a la excelencia científica, evitar el uso de estos descubrimientos fuera de estas normas.

Los lentes Daydream View lanzados al mercado el 2017.
Los lentes Daydream View lanzados al mercado el 2017.

                          —El mañana nunca muere—
Pero no hay que olvidar que el inicio de todo fue el buscador. Este fue un proyecto universitario que optimizaba las búsquedas por Internet con el mismo criterio de las revistas académicas. Mientras más citas, referencias o enlaces tenía una página, mejor. Así se generó el famoso algoritmo y el Page Rank. Desde entonces esto se ha vuelto mucho más complejo y sofisticado. Para Fuentes, la clave está en la relevancia. “El gran éxito se debió a que desde un inicio el buscador fue relevante para los usuarios”, explica. “Los fundadores entendieron que mientras más referencias externas tenía un sitio era más útil, y alrededor de eso crearon el algoritmo. Pero, si nosotros nos hubiéramos quedado con esta idea, pronto hubiéramos fracasado”.

Para nadie es un secreto que muchas veces se ha intentado descifrar el método de Google para engañar o manipular el buscador. En un momento incluso se crearon ‘granjas’ de enlaces falsos para inducir al error al motor de búsqueda y así creyera que ciertas páginas eran significativas y merecían aparecer en los primeros lugares. “El buscador se actualiza constantemente: hoy existen más de 200 variables a tomar en cuenta —explica Fuentes— y no lo hacemos para molestar, sino para garantizar un contenido de calidad. Si nosotros abriéramos el algoritmo, facilitaríamos la tarea a quienes quieren alterar ciertos resultados. Imagínate si se quisiera ocultar una nota periodística, o si a alguien no le conviene que cierta información aparezca en primer lugar. Protegiendo nuestro algoritmo, estamos garantizando la libertad de información y de expresión de nuestros usuarios”. Controversial.

Todo este gigantesco manejo de datos le confiere a Google un poder extraordinario. “Lo interesante es que Google no produce ninguna información, solo la organiza y facilita su acceso. En ese camino vende publicidad segmentada y acopia datos en todos sus servidores, y conoce mucho más de todos nosotros que todos los departamentos de seguridad de las principales potencias del mundo”, alerta José-Carlos Mariátegui.

La gran pregunta que se abre ahora es qué pasará con esa big data en el futuro. Y existe otra consecuencia adicional. “Los complejos algoritmos computacionales que te recomiendan dónde comer, dónde vacacionar, en qué lugar alojarte, están reemplazando la experiencia humana, y sobre todo nuestra relación con el entorno físico”, agrega el director de ATA.

Si bien resulta quimérico pretender detener los avances tecnológicos, lo que sí se puede hacer es un uso responsable de ellos. “Algo que siempre recomiendo a mis alumnos del posgrado”, dice Daniel Falcón, “es que entren a google.com/dashboard: ahí pueden ver toda la información que Google tiene sobre ti. Todas tus búsquedas, los videos que has visto, los lugares que has visitado, etc. Debemos ser conscientes de que nada es gratis en Internet. Si no has pagado con dinero por un servicio o una búsqueda, lo estás haciendo con tus propios datos”.

Al respecto, Fuentes responde: “Lo que es importante entender es que en todos nuestros productos y cuentas el usuario tiene el control, y él determina qué información se almacena y qué no. Para nosotros la seguridad y la privacidad son algo muy serio. Jamás vamos a poner esos datos a disposición de terceros por una cuestión sencilla: hemos desarrollado una relación de confianza con nuestros usuarios, y, si esta se rompe, nuestro negocio se cae”.

Google avanza así hacia la tercera década del siglo XXI buscando seducir a los próximos mil millones de personas que se conectarán a internet en los próximos años. Lo dicen sus creadores: su mayor ilusión es que pronto la red sea tan extendida y necesaria como la electricidad.

Y pensar que todo empezó con un algoritmo.

PLATAFORMAS

Google en el Perú y América Latina
Esta semana Google puso en el mercado peruano la herramienta Family Link, que permitirá a los padres controlar y administrar los contenidos y cuentas de sus hijos. El año pasado se lanzó en Argentina, Chile, Colombia, México y Perú el Desafío Google, que ayuda con fondos de un millón de dólares a diversas ONG de la región. En nuestro medio, la ganadora fue el Movimiento Peruanos sin Agua. Actualmente Google tiene oficinas en Argentina, Chile, Brasil, Colombia, México y el Perú, y un gran Data Center en Santiago de Chile. En Belo Horizonte, Brasil, tiene un centro de desarrollo donde realizan investigaciones sobre nuevos productos y aplicaciones.

En la cultura y el arte
Google Arts and Culture es una plataforma que ha permitido a millones de personas acceder de una manera distinta a la información artística. Por ejemplo, ha permitido explorar a través de contenidos e imágenes en 3D museos y sitios arqueológicos del mundo a través de la tecnología de Google Maps. Otro de los grandes proyectos de esta corporación ha sido Google Books, que ha permitido la digitalización completa de bibliotecas en el mundo, aunque no se ha librado de conflictos por el tema de los derechos de autor.

Hitos
Podríamos identificar cinco grandes momentos en la compañía: 1. la fundación como Google LLC el 4 de setiembre de 1998; el 27 del mismo mes lanzó el buscador. 2. El 2003 se presenta GoogleAdSense, la red de anuncios que transformaría la publicidad. 3. El 2005 adquiere Android, e ingresa al mercado móvil. Hoy es el sistema operativo más usado en el mundo. 4. El 2006 compra YouTube. 5. Google se reestructura y crea Alphabet.

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