La reinvención del grupo Río, por Jaime Bedoya
La reinvención del grupo Río, por Jaime Bedoya
Jaime Bedoya

No es en el ámbito político —ese pantano, como sabiamente lo ha descrito el clown mitómano que gobierna los Estados Unidos— donde se encuentra la luz. Tal atributo es propio de las artes. Y entre estas la dulzura inmanente de la música hace de ella el bálsamo reparador que la realidad reclama.

Me refiero específicamente a la reinvención musical del grupo Río respecto a su hit del año 1995, “Televidente”. Tema que 32 años después ellos mismos han versionado bajo el también pentasílabo título de “Independiente”.

El video del lanzamiento muestra a un ya señorial Río —notoria es la alopecia avanzante del trío— recorriendo un depósito donde encuentra un ochentero juego de consola sobre el que discurre la narrativa musical. Hay un momento en que los miembros pasan frente a una balanza antigua, simbología subliminal que no ha de pasar inadvertida. Ícono tradicional de la justicia, o de la falta de la misma, esa balanza dice a todas luces “Odebrecht”.

Pocho, Cucho y Chachi [1], trío indivisible y consustancial a Río, son nativos de ese bastión de idiosincrasia que es Pueblo Libre. Fue en sus calles que este trío inicialmente incursionó en covers en idioma inglés. Esto era cuando los pueblolibreños se identificaban por el ambicioso nombre de Royal Institution Orchestra, impronta que venía del hermoso sueño de la orquestación propia. Luego, posiblemente tomando como referencia inconsciente la local experiencia en el uso de siglas de instituciones como Sedapal (Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima), la Royal Institution Orquestra de Pueblo Libre se convirtió, a secas, en el grupo Río.

Tras el retorno al idioma de Cervantes, Río lanzó el single “Son colegialas”, un fracaso total pero con un lado positivo: se les abrieron de par en par las puertas del Cono Norte, estableciendo una conexión secreta con una masa rockera emergente que ni Hernando de Soto tenía aún en el radar.

Sobre esa base es que suena “Televidente” (1985), una crítica melódica pero directa al consumismo desatado que la caja boba inspiraba por aquellos días, donde la primera estrofa cerraba con una referencia velada al leitmotiv de un grande de la televisión peruana, Augusto Ferrando:

Sentado frente a aquel televisor
no te levantarás.
Las cosas increíbles las podrás tener,
verás y escucharás.
Tu cuerpo se ilumina sin cesar,
tu mente explotará.
Se ríe, llora y gime sin pensar,
regresa un comercial.

En “Independiente” (2017), preservando el original e hipnótico tono electrónico que le imprimieran a “Televidente” en teclados Coco Tafur [2], un hábil cambio temático transforma la elegía opresiva en canto heroico. Este va dedicado al emprendimiento individual y estatus laboral del joven peruano contemporáneo (pulpín):

Sentado frente a aquel computador,
desde cualquier lugar.
Una videollamada te quieren hacer:
te quieren contratar.
La chamba llega y llega sin parar,
no puedes colapsar…

Y he aquí la vuelta de tuerca maestra. Lo que era tragedia en el coro de “Televidente”:

Mentiras, fantasías, sexo y policías rellenan la función.
Te quieren controlar, te quieren adiestrar…
Unnnn televidente, sentado aunque no haya corriente.

En “Independiente” es recompensa que corona el exitismo, signo millennial de los tiempos:

Varias horas al día, varias amanecidas, empieza la presión.
Pero lo lograrás, nada te detendrá…
Unnnn independiente, chambeando sin grati en diciembre.

La gesta musical de Pocho, Cucho y Chachi desafía el pensamiento clásico de Heráclito de Efeso, al demostrar el grupo Río que sí es posible bañarse dos veces en el mismo río.

Si el ave Fénix pudiera cantar, este sería su canto [3].

[1] Alfonso Prieto, José y Lucio Galarza son sus nombres ante el Reniec, pero la eufónica trinidad de Pocho, Cucho y Chachi ya es registro instantáneo de su connotación. El baterista, cuarta pieza cambiante del grupo, suele aparecer en los videos tocando con casco de motociclista, recurso anónimo establecido por el grupo Río décadas antes que esos imitadores de Daft Punk. Dicho sea de paso, por razones que escapan a la gramática formal y entran en terrenos de la metalingüística, resulta imposible referirse a ellos de una manera diferente a “el grupo Río”. Es decir, río es una corriente de agua continua. Solo “el grupo Río” es el grupo Río.

[2] El genio detrás de la musicalización de Nubeluz.

[3] Pídasele a Carlos Vives, por ejemplo, que en el año 2048 versione su canción “La bicicleta”, pero bajo el título de “La colchoneta”. A ver si puede.

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