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Jorge Paredes Laos

Hace unos meses, el arqueólogo peruano Gabriel Prieto presentó un descubrimiento que dio la vuelta al mundo: a orillas del mar de Huanchaco se halló más de 140 tumbas de niños chimús y de decenas de camélidos. Estas excavaciones fueron posibles a partir de una beca de la National Geographic Society (NGS), institución que apoya exploraciones en nuestro país desde la época en que Hiram Bingham llegó a Machu Picchu, en 1911.

La directora regional de esta sociedad, la mexicana Gael Almeida, estuvo recientemente en Trujillo para conocer detalles de las investigaciones realizadas por Prieto y para inaugurar un parque de la Memoria, con palmeras que recuerdan a esos infantes sacrificados a inicios del siglo XV. En la inauguración, a la que asistieron niños de diversas escuelas trujillanas, ella celebró el interés de los escolares peruanos por la exploración científica. A propósito, anunció que el 3 de octubre se cerrará la convocatoria para las becas de exploradores de este año.

Cuenta que ha visto un gran interés en los jóvenes peruanos por su programa de exploradores. ¿Cómo se puede acceder a las becas?
Ha sido muy motivante para mí estar en Trujillo y Cusco y ver a los jóvenes interesados en nuestras becas y en nuestros temas. Normalmente realizamos cuatro convocatorias al año. La última del 2018 se cerrará en octubre y ofrecemos becas para proyectos de investigación, conservación, educación, desarrollo de tecnologías y para contar historias, como es el caso del periodismo y la fotografía. Como se puede ver en nuestra web (www.nationalgeographic.org/grants/) son convocatorias para los jóvenes que están iniciando sus carreras. Si bien no son montos muy grandes, los vemos como incentivos para apoyar distintos proyectos.

El apoyo de la NGS es recordado aquí por las exploraciones de Hiram Bingham. En la actualidad ¿en qué lugares de Latinoamérica se desarrollan más proyectos?
Los países que encabezan nuestros proyectos son México, Perú y Guatemala. Ahorita, en Guatemala, se desarrolla un proyecto con una tecnología llamada Lidar que ha permitido hallar ciudades mayas ocultas entre la selva; en México apoyamos el trabajo del arqueólogo Guillermo de Anda con hallazgos mayas en Yucatán; y en el Perú, los proyectos de Gabriel Prieto, de Luis Jaime Castillo en el norte, y de Ana Cecilia Mauricio en Chao.

Un problema de nuestro país es el escaso presupuesto estatal dedicado a la conservación de monumentos. ¿Qué opina del tema?
La conservación del patrimonio no solo es un reto para el Perú, sino para todos los países de la región. A través de nuestro programa de exploradores tratamos dar el mensaje de que la conservación del patrimonio natural y cultural no es solo tarea de los gobiernos, sino de todos los ciudadanos.

Para ello son importantes planes de educación que concienticen a la población.
Exacto. Creemos que el trabajo de nuestros exploradores científicos inspira y concientiza a la gente sobre el valor del patrimonio. Nuestro rol no ha sido señalar si algún gobierno está haciendo algo mal, ese es tema de los ciudadanos de cada país. A nosotros nos interesa generar historias que inspiren a la gente para hacer posible el cambio.

Siempre se dice que en temas de conservación y exploración México nos lleva la delantera. Si tuviera que hacer una comparación entre el Perú y su país, ¿qué diría?
Yo creo que compartimos muchas cosas y no solo el Perú y México, sino toda América Latina. Somos un continente muy rico tanto en lo cultural como en lo biológico, con muchos retos por delante. A mí me ha sorprendido la disciplina y la pasión que tienen los exploradores latinoamericanos, quienes están muy comprometidos con las investigaciones que realizan. Estamos creando una red entre ellos no solo para que intercambien información, sino también para que presenten proyectos conjuntos. Queremos generar toda una masa crítica de exploradores científicos en América Latina, no solo para entender mejor el mundo en que vivimos, sino para que nos den soluciones de cara al futuro.

¿Qué otros planes tienen en el Perú?
Seguimos apoyando las exploraciones de Gabriel Prieto, quien ahora investiga por qué sucedieron estos sacrificios de niños en la cultura Chimú. No creo que estas cosas hayan ocurrido porque era una sociedad sanguinaria. Al parecer hubo una relación entre este hecho y lo sucedido en aquel momento, un periodo marcado por muchas lluvias. Él tiene una nueva beca para excavar en otros sitios y creemos que estos nuevos estudios concluirán en un año. De otro lado, también tenemos otros proyectos en el área de Machu Picchu; en el Valle Sagrado, en Cusco; y en Amazonas, con investigaciones sobre la biodiversidad.

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